domingo, 27 de julio de 2014

"¿Ama usted las riquezas materiales?"

“¿Ama usted las riquezas materiales?”
Por: Rafael Carrasco 
¿Quién no gusta de tener dinero en su bolsillo? Pues bien, es bueno tener dinero, pero no idolatrar al dinero.
1 de Timoteo 6:9-10 “Porque los que quieren enriquecerse caen en tentación y lazo, y en muchas codicias necias y dañosas, que hunden a los hombres en destrucción y perdición;
porque raíz de todos los males es el amor al dinero, el cual codiciando algunos, se extraviaron de la fe, y fueron traspasados de muchos dolores.”
Dios quiere darle a usted y a mí prosperidad económica también, según Su voluntad, pero lo que usted y yo debemos hacer primeramente, es buscarle a Él, y Él le añadirá y me añadirá todo lo que usted y yo deseamos, si se lo pide y se lo pido sinceramente.
Mateo 6:33 “Mas buscad primeramente el reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas (las cosas materiales) os serán añadidas.”
3 de Juan 2 “Amado, yo deseo que tú seas prosperado en todas las cosas, y que tengas salud, así como prospera tu alma.”
En algunas Iglesias evangélicas, erróneamente se les enseña a los congregantes que todos, sin excepción alguna, y por ser hijos de un Rey rico, tienen que ser necesariamente ricos también; que por ningún motivo deben ser pobres.
Déjeme decirle que esa mala enseñanza es trampa de Satanás para hacer a los congregantes, unos congregantes materialistas, que sólo amen o idolatren al dinero, y eso es lo que no quiere Dios.
Esa es la llamada “doctrina de la prosperidad”.
En el libro de Proverbios encontramos cómo un rey llamado Agur se describe a sí mismo: era un hombre de débil voluntad. Y se lo diré por qué:
Cuando él le pide a Dios que no le dé riquezas, es porque ese rey sabía que se llenaría de soberbia y se olvidaría de Dios.
Y cuando él le pide a Dios que no le dé pobrezas, es porque ese rey sabía que se volvería ladrón.
Por eso sólo le pidió a Dios que lo mantuviera del pan necesario.
Proverbios 30:8-9 “Vanidad y palabra mentirosa aparta de mí; no me des pobreza ni riquezas; manténme del pan necesario;
No sea que me sacie, y te niegue, y diga: ¿Quién es Jehová? O que siendo pobre, hurte, y blasfeme el nombre de mi Dios.”
¿Cuántas personas habrá como el rey Agur, débiles de voluntad? No sea uno de ellos, mi estimado lector. Si usted tiene tendencia a ser como el rey Agur, pídale perdón a Dios de sus malas acciones, y no vuelva a hacerlas.
Como dije al principio de este mensaje, Dios quiere prosperarnos según Su voluntad, pero debemos ser prudentes al pensar hacernos ricos, porque Dios no quiere que caigamos en las dos trampas que Satanás tiene ocultas detrás de la búsqueda de las riquezas materiales:
a) Que lleguemos a amar al dinero antes que a Dios.
b) Que en nuestra desesperación por hacernos ricos, nos involucremos en negocios ilícitos, los cuales nos lleven en algún momento a la cárcel o a la muerte.
Proverbios 23:4 “No te afanes por hacerte rico; sé prudente, y desiste.”
Por lo tanto, estimado lector, le invito a que cambie de actitud hacia el pecado (arrepentirse), aceptando a Jesús como el Salvador de su alma, con una oración como ésta:
“Bendito Señor Jesús: reconozco que soy pecador, y que te he ofendido muchas veces, alejándome más y más de Ti por mis malas acciones. Te ruego en esta hora entres a mi alma, y me hagas experimentar todas y cada una de las promesas que le has hecho a quienes creen en Ti, y servirte sinceramente el resto de mi vida, amén.”
Ore, ayune (según su condición física), lea la Biblia, reúnase en una Iglesia evangélica y amiste con otros que en verdad obedecen a Dios.
Dios les bendiga.

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