“Confiando en Dios en medio y después de la tormenta.”
Por: Rafael Carrasco
Es muy dramático el hecho de imaginarse uno en medio de una verdadera tormenta. Es un panorama tan tremendo que es fácil ser presa del pánico o, en casos extremos, de volverse loco.
El encontrarse uno en medio de una tormenta, lo reta a uno a pensar en varias soluciones para ponerse a salvo. No es fácil que se le vengan a uno a la mente varias ideas rápidamente, pero nos esforzamos por encontrar alguna solución a nuestro problema.
Le preguntaré algo, estimado lector: ¿ora usted a Dios esté o no en medio de una tormenta? Una tormenta puede interpretarse como una tormenta de agua y vientos recios o, también, puede interpretarse como problemas serios que llegan a nuestra vida.
Voy a usar, como ejemplo de este mensaje, a Noé: Noé era un hombre que le fue fiel a Dios en todo tiempo, y tuvo recompensa de parte de Dios, recompensa que consistió en sobrevivir él, su mujer, sus 3 hijos y sus 3 nueras, así como todas las parejas de animales que Dios le ordenó llevar en el arca que el propio Dios le mandó construir. La tormenta (en esta historia de Noé llamada diluvio) duró 40 días y 40 noches, con el fin de destruir Dios a la humanidad malvada de aquella época.
Génesis 6:5-8 “Y vio Jehová que la maldad de los hombre era mucha en la tierra, y que todo designio de los pensamientos del corazón de ellos era de continuo solamente el mal.
Y se arrepintió Jehová de haber hecho hombre en la tierra, y le dolió en su corazón.
Y dijo Jehová: Raeré de sobre la faz de la tierra a los hombres que he creado, desde el hombre hasta la bestia, y hasta el reptil y las aves del cielo; pues me arrepiento de haberlos hecho.
Pero Noé halló gracia ante los ojos de Jehová.”
¡Imagínese usted nomás el hecho de que el nivel de las aguas durante esos 40 días con sus noches rebasó la altura de los montes más altos!
Sacando cuentas, nos damos cuenta de la asombrosa altura que alcanzaron las aguas durante el diluvio: 1 codo = 45 centímetros. 15 codos x 45 CMS. = 675 CMS.
Lo que viene a darnos un total, en metros, de 6.75 METROS (22.14 PIES) sobre el punto más alto de las montañas. Era un verdadero monstruo de agua, estimado lector.
Noé supo mantener la calma en medio de aquel terrible suceso, y la conservó aun después del mismo.
Lo que quiero con este mensaje, es crear consciencia en usted de que debe poner a Dios al frente en todos los aspectos de su vida. Aprenda a confiar en Él y quítese de la mente los prejuicios (el: ¿qué dirán?).
Nadie le ama tanto como Dios; por lo tanto, confíe en Él completamente, pero aun más: no solamente le busque en oración, sino que entregue su alma a Jesús Su Hijo, con una oración como ésta:
“Señor Jesús: Te agradezco que me escuches en esta hora, pues vengo arrepentido de mis pecados, y quiero de ahora en adelante que Tú entres a mi alma, para que me infundas confianza en Ti en todo tiempo, y así poder mantener la calma en medio y después de mis problemas, amén.”
Ahora, ore más, ayune (si puede hacerlo), lea la Biblia, reúnase en una Iglesia, amiste con otros que sinceramente obedecen a Dios y procure vivir en santidad (decentemente).
Dios les bendiga.
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