lunes, 28 de julio de 2014

"¿Es molestia para usted ayudar?"

“¿Es molestia para usted ayudar?”

Por: Rafael Carrasco

La primera y casi segura respuesta a esta pregunta, título de este estudio, que yo tendría al respecto, sería: depende de las circunstancias. En otras palabras, depende para qué se necesita mi ayuda: si es para algo bueno o para algo malo.

Todos sabemos que hay algunas circunstancias en la vida en donde se pone a prueba nuestro buen corazón. Tal es el caso citado en la Biblia:
Lucas 11:5-8
“Les dijo también: ¿Quién de vosotros que tenga un amigo, va a él a medianoche y le dice: Amigo, préstame tres panes, 
porque un amigo mío ha venido a mí de viaje, y no tengo qué ponerle delante; 
y aquél, respondiendo desde adentro, le dice: No me molestes; la puerta ya está cerrada, y mis niños están conmigo en cama; no puedo levantarme, y dártelos? 
Os digo, que aunque no se levante a dárselos por ser su amigo, sin embargo por su importunidad se levantará y le dará todo lo que necesite.” 

En el ejemplo anterior, se trata de la historia de un hombre que va donde su mejor amigo a solicitarle un favor para salir de un apuro. Humanamente hablando, es una imprudencia la que ese hombre cometió al ir a medianoche a tocar a la puerta de su mejor amigo. Yo pienso que, desde el punto de vista humano, cualquiera le habría dicho a ese hombre: “¿Por qué no vas a una tienda a comprar pan, y dejas de molestarme a estas horas?”
Ahora bien, si vemos esta circunstancia desde el punto de vista de Dios, una persona que tiene los medios para ayudar a otra en medio de una emergencia, y se dispone a hacerlo sin esperar algo a cambio, es sumamente bendecida por Él.
Proverbios 3:28
“No digas a tu prójimo: Anda, y vuelve, 
Y mañana te daré,
Cuando tienes contigo qué darle.” 

Una persona que ruega a Dios que le bendiga, le ayude, le prospere, le sane, y le dirija, y sin embargo se niega rotundamente a ayudar a otros en sus necesidades, que nada espere esa persona de parte de Dios.
Lucas 6:36
Sed, pues, misericordiosos, como también vuestro Padre es misericordioso.


Hechos 20:35
“En todo os he enseñado que, trabajando así, se debe ayudar a los necesitados, y recordar las palabras del Señor Jesús, que dijo: Más bienaventurado es dar que recibir.” 

Es duro muchas veces para todos seguir al pie de la letra los mandatos de Dios, humanamente hablando. Pero se hace necesario (y en especial nosotros los creyentes) que pidamos al Señor paciencia y compasión para ayudar a los demás en sus necesidades.
Tristemente vivimos en un mundo tan contaminado de maldad, que la siguiente frase es tan común oírla: “nadie da nada por algo a cambio”. Es un mundo donde la misericordia está casi en el olvido. Gracias a Dios que todavía podemos encontrar a alguna que otra persona misericordiosa.
Es un mundo en donde el egoísmo y la soberbia reinan, y quieren imponerse sobre todas las circunstancias, antes de pensar en las necesidades de otras personas.
Y lo más vergonzoso aún, es el hecho de que en varias ocasiones que se encuentra uno a una persona misericordiosa, esa otra persona probablemente sea idólatra o atea.
¿En qué lugar quedamos, pues, los hijos de Dios? Ciertamente en un último y vergonzante lugar.

Para concluir: debemos doblegar nuestro egoísmo y nuestra soberbia para ser personas útiles para Dios, para que Él nos pueda usar como Él quiera. De otra manera, el Señor no nos podrá usar, ni tampoco nos bendecirá.

Dios les bendiga.


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