domingo, 27 de julio de 2014

"No caiga en el doble ánimo."

“No caiga en el doble ánimo.”
Por: Rafael Carrasco 
Por más de una vez en nuestra vida hemos conocido a algunas personas que, cuando declaran hacer una cosa determinada, dentro de pocos minutos se arrepienten de lo que dijeron; en otras palabras, se desdicen a sí mismos.
Como ejemplo de lo anterior, vamos a utilizar dos nombres al azar: Ricardo y Antonio.
Ricardo y Antonio están conversando en un restaurante, y Ricardo le confiesa a Antonio que él desea hacer un viaje a Los Ángeles, California el día de mañana, ya que hoy salió de vacaciones de su trabajo por espacio de una semana; después de unos minutos de haber hecho tal confesión, Ricardo le dice a Antonio que siempre no va a hacer dicho viaje, que porque se acordó que tenía que ir a la fiesta de cumpleaños de una compañera de trabajo, en la casa de ella el día de mañana.
Aquí vimos el significado de lo que es doble ánimo.

Al doble ánimo lo podemos definir como la indecisión al querer hacer algo determinado.

Quien posee doble ánimo, no es digno de confianza, pues es una persona que todo el tiempo “se está desdiciendo” de lo que primeramente declaró que iba a hacer.

Yo describo a tales personas como: personas no satisfechas con las decisiones que toman (tienen una gran lucha interior, porque no llegan a un acuerdo en las decisiones que toman). Personas inmaduras en su manera de pensar y de actuar.

La Biblia dice de este tipo de personas:
Santiago 1:8 “El hombre de doble ánimo es inconstante en todos sus caminos (en todo lo que hace o piensa hacer).”

Y este tipo de personas, además de las personas normales (firmes en lo que deciden), no tienen por qué jurar para ser creídas.
Santiago 5:12 “Pero sobre todo, hermanos míos, no juréis, ni por el cielo, ni por la tierra, ni por ningún otro juramento; sino que vuestro sí sea sí, y vuestro no sea no, para que no caigáis en condenación.”

Nadie nos puede obligar a que juremos para ser creídos, puesto que el jurar es un pecado, según la Biblia, en la cita antes mencionada.
De manera que, si no nos creen, ni modo. Que la gente que nos juzga de mentirosos se quede con ese pensamiento falso; y no nos debe preocupar, porque quien está realmente cayendo en pecado de injuria es quien nos juzga de mentirosos, sin que nos lo compruebe.
Éxodo 20:16 “No hablarás contra tu prójimo falso testimonio.”
Proverbios 6:12 “El hombre malo, el hombre depravado, es el que anda en perversidad de boca;”
Proverbios 6:16-19 “Seis cosas aborrece Jehová, y aun siete abomina (aborrece) su alma: Los ojos altivos (los ojos que miran con soberbia), la lengua mentirosa, las manos derramadoras de sangre inocente, el corazón que maquina (piensa o fabrica) pensamientos inicuos (malos), los pies presurosos para correr al mal, el testigo falso que habla mentiras, y el que siembra discordia entre hermanos.”

Estimado lector: más claro no puede estar esta explicación de por qué no hay que complacer a la gente que nos acusa y nos juzga de lo que no somos en realidad.

En tal situación, lo que hay que hacer, es lo siguiente:

Proverbios 4:23 “Sobre toda cosa guardada, guarda tu corazón (tu alma); porque de él mana la vida.”
Proverbios 14:7 “Vete de delante del hombre necio, porque en él no hallarás labios de ciencia.”

En otras palabras, se nos está diciendo claramente que seamos prudentes en nuestro estilo de vida, y que no amistemos con necios, porque el necio es sabio en su propia opinión e ignora que no está en lo correcto, y tampoco acepta corrección alguna, porque “él siempre tiene la razón en lo que dice y piensa”. De tales personas nada bueno puede uno aprender.
En este caso, si no encontramos a alguien que realmente valga la pena para amistar, es mejor estar solo que tener de amigo a un necio. Vale más pedirle a Dios paciencia para encontrar a un amigo sincero y verdadero que sufrir con un amigo necio, porque también un amigo necio nos causará muchos enojos, por el choque de opiniones que su manera incorrecta de pensar va a producir con la nuestra.
Proverbios 26:4 “Nunca respondas al necio de acuerdo con su necedad, para que no seas tú también como él.”

De manera que, estimado lector, “no se ponga al nivel de un necio”; en otras palabras, “no se ponga al tú por tú con un necio”.

Dios les bendiga.

No hay comentarios:

Publicar un comentario