“¿Por qué debemos escuchar y no
oír la palabra de Dios?”
Por: Rafael Carrasco.
Antes de
comenzar este tema, no estoy diciendo que no oigamos la palabra de Dios al ser
predicada o estudiada. Lo que quiero decir es que sepamos diferenciar entre lo
que es oír y lo que es escuchar la palabra de Dios.
Según el
Diccionario de la Real Academia
Española:
OÍR.- Percibir
con el oído los sonidos.
ESCUCHAR.- Prestar
atención a lo que se oye.
Por eso,
sugiero escuchar la palabra de Dios.
Santiago 1:22
“Pero sed
hacedores de la palabra, y no tan solamente oidores, engañándoos a vosotros
mismos.”
¿Qué quiere
decir esto? Que tenemos que escucharla al sernos enseñada, para después
predicarla a otros.
Muchas personas
a quienes no les interesa la palabra de Dios, gustan de oírla y no de
escucharla.
Tristemente,
esa es una realidad de la que no podemos escapar. Pero ellas son las que, con
esa actitud, están al mismo tiempo eligiendo el destino espiritual que quieren
vivir: el infierno.
Es cierto que a
las personas no se les puede exigir que escuchen la palabra de Dios, pero es
bueno que ellas hagan conciencia de que realmente vale la pena escuchar de las
cosas de Dios, porque Su doctrina, el Evangelio, es totalmente sana. Es tan
sana, que hasta los niños pueden escucharla.
Si a la Biblia se le reconociera la
importancia que en realidad tiene, sería seguramente nominada como el Best
Seller mundial por excelencia, por así decirlo.
Para los que
somos de corazón siervos del Señor, Ella representa el Manual para
nuestro diario vivir. Es nuestra Constitución Espiritual, hablando en
términos de política espiritual.
Los oídos de
los siervos del Señor no sólo escuchamos al pastor, o al líder que nos enseña
la palabra de Dios, al reunirnos para un estudio de media semana o para el culto
dominical, sino que también percibimos la voz de Dios a través de ellos, la
cual nos está ministrando.
Cuando
percibimos la voz de Dios a través de la enseñanza del pastor o del líder, Él
nos está capacitando para que seamos luz en el mundo y sal de la tierra, porque
estamos prestando atención a lo que Él nos está enseñando, y lo hacemos.
Además, estamos dispuestos a recibir más de Él.
Ser luz en el
mundo es iluminar, por así decirlo, el andar espiritual de la gente que vive
sin Cristo en su alma. Al enseñarles la palabra de Dios, estamos dándoles la
oportunidad de que se quiten la venda espiritual que tienen en los ojos, y que
no los deja ver la luz de Dios.
Ser sal de la
tierra, es preservar de la perdición espiritual a las personas que viven sin Cristo
en su alma.
Así como la sal
física se usa para preservar alimentos de la descomposición, así también el que
todo siervo de Dios sea sal de la tierra, significa que ayudamos a preservar de
la descomposición espiritual a la gente que vive sin Cristo en su alma, al
enseñarles la palabra de Dios.
Es muy triste
serle peste y no olor grato a Dios. Cuando una persona vive sin Cristo, apesta
espiritualmente; pero cuando acepta a Cristo en su alma, su aroma espiritual
cambia de inmediato, y se vuelve olor fragante a Dios.
¿Qué va de oler
a agua estancada, por decir algo, a oler al perfume de una rosa, por ejemplo?
Es mucha la diferencia entre un olor y otro.
Entonces, es
bueno saber, ¿qué clase de orejas tenemos?
Lucas 8:11-15
“Esta es, pues,
la parábola: La semilla es la palabra de Dios.
Y los de junto
al camino son los que oyen, y luego viene el diablo y quita de su corazón la
palabra, para que no crean y se salven.
Los de sobre la
piedra son los que habiendo oído, reciben la palabra con gozo; pero éstos no
tienen raíces; creen por algún tiempo, y en el tiempo de la prueba se
apartan.
La que cayó
entre espinos, éstos son los que oyen, pero yéndose, son ahogados por los
afanes y las riquezas y los placeres de la vida, y no llevan fruto.
Mas la que cayó
en buena tierra, éstos son los que con corazón bueno y recto retienen
la palabra oída, y dan fruto con perseverancia.”
Sabemos que,
para que nuestro cuerpo físico esté sano, debemos alimentarnos por lo menos 3
veces al día.
En cuanto a lo
espiritual, la Biblia
es el alimento de Dios para nuestro crecimiento espiritual.
Si usted ha de
crecer en el Señor, debe alimentarse de la palabra de Dios.
Si apartamos
tiempo de nuestras actividades para alimentarnos físicamente, también apartemos
tiempo de nuestras actividades para alimentarnos espiritualmente.
Para ello, si
gusta tener estudios bíblicos junto con la familia o a solas, llévelo a la
práctica, de ser posible, diariamente.
No lea la Biblia apresuradamente,
sino más bien pausadamente y con amor, para Comprenderla mejor. Lo importante
aquí es cuánto de la palabra de Dios penetra en usted.
Si tiene
problemas para entender la
Biblia , pregunte a su pastor o a su líder.
Es buena
costumbre orar antes de leer la
Biblia , para pedir así la dirección de Dios y lograr
Comprenderla.
Salmos 119:18
“Abre mis ojos,
y miraré Las maravillas de tu ley.”
Este pasaje
significa que es bueno pedirle a Dios que nos abra los ojos espirituales para
ver con claridad cuál es Su voluntad para con nosotros. Qué quiere Él de
nosotros, aparte de lo que nos manda hacer en Miqueas 6:8
“Oh hombre, él
te ha declarado lo que es bueno, y qué pide Jehová de ti: solamente hacer
justicia, y amar misericordia, y humillarte ante tu Dios.”
Comprata con
otros lo aprendido de su lectura bíblica; haciendo esto, recordará y reforzará
lo aprendido.
Como la vaca
rumia su alimento, así nosotros debemos “rumiar” lo aprendido de nuestra
lectura bíblica diaria. Debemos meditar en Ella diariamente y enseñarla a
otros.
Debemos
proponernos vivir de acuerdo a la palabra de Dios, haciendo lo que Ella nos
dice.
La palabra de
Dios no nos hará bien, hasta que la pongamos en práctica.
A medida que
usted vaya leyendo la palabra de Dios diariamente, pregúntese: ¿cómo puedo
poner en práctica las cosas que he leído este día en la Biblia ?
Respondiendo al
título de este estudio, debemos escuchar la palabra de Dios, porque es la única
forma de Comprenderla y Ponerla en práctica en nuestra vida.
Dios les bendiga.
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