miércoles, 31 de diciembre de 2014

"¿Cómo podemos los cristianos tener éxito en la guerra espiritual que enfrentamos a diario?"

“¿Cómo podemos los cristianos tener éxito en la guerra espiritual que enfrentamos a diario?”

Por: Rafael Carrasco.

No es de extrañarnos a los cristianos el hecho de enfrentarnos a luchas espirituales a diario, lamentablemente.
Efesios 6:12
“Porque no tenemos lucha contra sangre y carne, sino contra principados, contra potestades, contra los gobernadores de las tinieblas de este siglo, contra huestes espirituales de maldad en las regiones celestes.”

Y ahora bien, ¿qué opina usted de enfrentarnos a diario contra seres que no vemos? Antes de yo opinar a esta pregunta, quiero hacer énfasis en que no es mi intención ofender a alguien en particular; de ninguna manera. Yo siento un profundo respeto por mis lectores, y la intención mía es hacer consciencia en cada uno de ellos del asunto que en esta ocasión estoy tratando. Cualquier persona ignorante de la Biblia dijera que es una locura de mi parte el decir que a diario los cristianos nos enfrentamos a seres invisibles. Pero cualquier persona que sepa algo o mucho de la Biblia, se dará cuenta de que estoy diciendo la verdad; la evidencia es el texto que acabo de escribir arriba de este párrafo. Dejo simplemente que la Palabra de Dios hable por sí misma.

Algunas veces, Jesús expulsó demonios de la gente, y en otras ocasiones sanó a la gente, sin mencionar lo demoniaco.
El apóstol Pablo enseñó a los cristianos a librar batallas contra el pecado en ellos mismos.
Romanos 6:1-23
6:1 “¿Qué, pues, diremos? ¿Perseveraremos en el pecado para que la gracia abunde?
6:2 En ninguna manera. Porque los que hemos muerto al pecado, ¿cómo viviremos aún en él?
6:3 ¿O no sabéis que todos los que hemos sido bautizados en Cristo Jesús, hemos sido bautizados en su muerte?
6:4 Porque somos sepultados juntamente con él para muerte por el bautismo, a fin de que como Cristo resucitó de los muertos por la gloria del Padre, así también nosotros andemos en vida nueva.
6:5 Porque si fuimos plantados juntamente con él en la semejanza de su muerte, así también lo seremos en la de su resurrección;
6:6 sabiendo esto, que nuestro viejo hombre fue crucificado juntamente con él, para que el cuerpo del pecado sea destruido, a fin de que no sirvamos más al pecado.
6:7 Porque el que ha muerto, ha sido justificado del pecado.
6:8 Y si morimos con Cristo, creemos que también viviremos con él;
6:9 sabiendo que Cristo, habiendo resucitado de los muertos, ya no muere; la muerte no se enseñorea más de él.
6:10 Porque en cuanto murió, al pecado murió una vez por todas; mas en cuanto vive, para Dios vive.
6:11 Así también vosotros consideraos muertos al pecado, pero vivos para Dios en Cristo Jesús, Señor nuestro.
6:12 No reine, pues, el pecado en vuestro cuerpo mortal, de modo que lo obedezcáis en sus concupiscencias;
6:13 ni tampoco presentéis vuestros miembros al pecado como instrumentos de iniquidad, sino presentaos vosotros mismos a Dios como vivos de entre los muertos, y vuestros miembros a Dios como instrumentos de justicia.
6:14 Porque el pecado no se enseñoreará de vosotros; pues no estáis bajo la ley, sino bajo la gracia.
6:15 ¿Qué, pues? ¿Pecaremos, porque no estamos bajo la ley, sino bajo la gracia? En ninguna manera.
6:16 ¿No sabéis que si os sometéis a alguien como esclavos para obedecerle, sois esclavos de aquel a quien obedecéis, sea del pecado para muerte, o sea de la obediencia para justicia?
6:17 Pero gracias a Dios, que aunque erais esclavos del pecado, habéis obedecido de corazón a aquella forma de doctrina a la cual fuisteis entregados;
6:18 y libertados del pecado, vinisteis a ser siervos de la justicia.
6:19 Hablo como humano, por vuestra humana debilidad; que así como para iniquidad presentasteis vuestros miembros para servir a la inmundicia y a la iniquidad, así ahora para santificación presentad vuestros miembros para servir a la justicia.
6:20 Porque cuando erais esclavos del pecado, erais libres acerca de la justicia.
6:21 ¿Pero qué fruto teníais de aquellas cosas de las cuales ahora os avergonzáis? Porque el fin de ellas es muerte.
6:22 Mas ahora que habéis sido libertados del pecado y hechos siervos de Dios, tenéis por vuestro fruto la santificación, y como fin, la vida eterna.
6:23 Porque la paga del pecado es muerte, mas la dádiva de Dios es vida eterna en Cristo Jesús Señor nuestro.”

También el apóstol Pablo enseñó a los cristianos a librar batallas contra el maligno (Satanás).
Efesios 6:10-18
6:10 “Por lo demás, hermanos míos, fortaleceos en el Señor, y en el poder de su fuerza.
6:11 Vestíos de toda la armadura de Dios, para que podáis estar firmes contra las asechanzas del diablo.
6:12 Porque no tenemos lucha contra sangre y carne, sino contra principados, contra potestades, contra los gobernadores de las tinieblas de este siglo, contra huestes espirituales de maldad en las regiones celestes.
6:13 Por tanto, tomad toda la armadura de Dios, para que podáis resistir en el día malo, y habiendo acabado todo, estar firmes.
6:14 Estad, pues, firmes, ceñidos vuestros lomos con la verdad, y vestidos con la coraza de justicia,
6:15 y calzados los pies con el apresto del evangelio de la paz.
6:16 Sobre todo, tomad el escudo de la fe, con que podáis apagar todos los dardos de fuego del maligno.
6:17 Y tomad el yelmo de la salvación, y la espada del Espíritu, que es la palabra de Dios;
6:18 orando en todo tiempo con toda oración y súplica en el Espíritu, y velando en ello con toda perseverancia y súplica por todos los santos;”

Este pasaje bíblico, nos enseña algunas verdades cruciales:

a)    Sólo podemos estar fuertes en lo espiritual, en el poder del Señor; es decir, si nos escudamos en Su poder y no en nuestras propias fuerzas.
b)    Es la armadura de Dios la que nos protege; no alguna arma forjada.
c)    Nuestra batalla es contra fuerzas espirituales de maldad en el mundo.

Tenemos ejemplos del primer y segundo puntos:

Del primer punto, tenemos al arcángel Miguel, quien reprendió a Satanás, no en su propio poder, sino en el poder de Dios, cuando le dijo: “el Señor te reprenda”.
Apocalipsis 12:7-8
12:7 “Después hubo una gran batalla en el cielo: Miguel y sus ángeles luchaban contra el dragón; y luchaban el dragón y sus ángeles;
12:8 pero no prevalecieron, ni se halló ya lugar para ellos en el cielo.”

Judas1:9
“Pero cuando el arcángel Miguel contendía con el diablo, disputando con él por el cuerpo de Moisés, no se atrevió a proferir juicio de maldición contra él, sino que dijo: El Señor te reprenda.”

Así como el arcángel Miguel hizo, es ejemplo para nosotros los cristianos el tener un fuerte relación espiritual con Dios, pues sólo en Su Nombre podemos tener autoridad sobre Satanás y sus demonios, querer reprender a Satanás y a sus demonios por nuestra cuenta propia no sirve de nada; eso sólo sirve de hazmerreír a Satanás y a sus demonios.


Marcos 16:17-18
16:17 “Y estas señales seguirán a los que creen: En mi nombre echarán fuera demonios; hablarán nuevas lenguas;
16:18 tomarán en las manos serpientes, y si bebieren cosa mortífera, no les hará daño; sobre los enfermos pondrán sus manos, y sanarán.”

Las palabras de este pasaje bíblico son palabras textuales del Señor Jesús.

Sólo a Jesús temen los demonios; a nadie más.
Santiago 2:19
“Tú crees que Dios es uno; bien haces. También los demonios creen, y tiemblan.”

Del segundo punto tenemos como ejemplo de la descripción que se nos da de la armadura espiritual que Dios nos da a los cristianos:
Efesios 6:13-18
6:13 “Por tanto, tomad toda la armadura de Dios, para que podáis resistir en el día malo, y habiendo acabado todo, estar firmes.
6:14 Estad, pues, firmes, ceñidos vuestros lomos con la verdad, y vestidos con la coraza de justicia,
6:15 y calzados los pies con el apresto del evangelio de la paz.
6:16 Sobre todo, tomad el escudo de la fe, con que podáis apagar todos los dardos de fuego del maligno.
6:17 Y tomad el yelmo de la salvación, y la espada del Espíritu, que es la palabra de Dios;
6:18 orando en todo tiempo con toda oración y súplica en el Espíritu, y velando en ello con toda perseverancia y súplica por todos los santos;”  

Vamos a ver ahora qué representan cada una de las piezas de la armadura de Dios para nosotros los cristianos:

  1. Que debemos hablar la verdad de Dios contra la mentira de Satanás.- Teniendo en cuenta de que fuimos declarados justos  por el sacrificio de Cristo a favor nuestro, debemos proclamar el Evangelio, sin importar cuánta resistencia recibamos. Asimismo, no debemos vacilar en nuestra fe, por más que seamos atacados.

  1. Nuestra defensa principal contra Satanás y sus demonios es la seguridad de que tenemos nuestra salvación, y el hecho de que las fuerzas espirituales de maldad no pueden quitárnosla, nuestra Arma ofensiva está en la Palabra de Dios. Debemos seguir el ejemplo de Jesús, en reconocer que algunas victorias espirituales sólo son posibles a través de la oración. Jesús es nuestro mejor ejemplo contra la guerra espiritual.
  
  1. La mejor manera de combatir a Satanás es la manera que Jesús usó, y fue citando las Escrituras, porque Satanás no puede manejar la Espada del Espíritu Santo, que la Palabra del Dios viviente.

Si una persona no tiene a Cristo en su corazón, y quiere luchar contra Satanás y sus demonios, déjeme decirle que mejor se abstenga de hacerlo, no vaya a ser que le suceda lo que a los hijos de Esceva, en:
Hechos 19:13-16
19:13 “Pero algunos de los judíos, exorcistas ambulantes, intentaron invocar el nombre del Señor Jesús sobre los que tenían espíritus malos, diciendo: Os conjuro por Jesús, el que predica Pablo.
19:14 Había siete hijos de un tal Esceva, judío, jefe de los sacerdotes, que hacían esto.
19:15 Pero respondiendo el espíritu malo, dijo: A Jesús conozco, y sé quién es Pablo; pero vosotros, ¿quiénes sois?
19:16 Y el hombre en quien estaba el espíritu malo, saltando sobre ellos y dominándolos, pudo más que ellos, de tal manera que huyeron de aquella casa desnudos y heridos.”

Lo que esos hombres hicieron, fue reprender a Satanás y sus demonios en su propia fuerza, y no en el poder de Dios.

La tarea de los exorcistas es rogar encarecidamente, invocando espíritus, muy diferente a REPRENDERLOS en el Nombre de Jesús.

Reprender a un espíritu es amonestarlo; es hablarle con autoridad para que haga lo que se le está mandando hacer. Pero no hay que olvidar que se le debe reprender siempre en el Nombre de Jesús.

Por eso fue que los hijos de Esceva fracasaron en su intento de echar fuera demonios: rogaron a los demonios salir sin haber tenido a Cristo en sus corazones. Lo que ellos deberían haber hecho es primeramente haber aceptado a Cristo en su corazón y luego reprender en el Nombre de Jesús a los demonios; entonces hubieran tenido éxito.

Hay que manejar las batallas espirituales tal y como lo manda la Palabra de Dios: la Biblia.

Contestando a la pregunta, título de este estudio, es que debemos encontrar el balance bíblico; y eso sólo se obtiene estudiando la Biblia.

Dios les bendiga.


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