“¿Por qué es importante la fe en un creyente?”
Por: Rafael Carrasco.
Al hablar de fe, estamos hablando de un
tema decisivo para un creyente.
La fe en un creyente se puede medir, si
acaso, por las actitudes que el mismo creyente lleve a cabo. Por ejemplo: si
ese creyente va en un carro por una calle de noche, y ese carro de repente se
descompone, podemos notar que si ese creyente tiene la suficiente fe en su
Dios, Él le ayudará a lidiar con ese problema, ya sea que le dé sabiduría para
localizar y reparar el fallo él mismo o que le envíe a algún mecánico a reparar
ese carro.
Ahora bien, ¿cómo podría Dios enviarle un
mecánico, y todavía en la noche? Bueno, sabemos que para Dios no hay
imposibles. Y Él en Su soberanía lo puede llevar a cabo. Después de todo,
¿quién le estorba a Él? Nadie, desde luego.
Lucas 1:37
“porque nada hay imposible para
Dios.”
Isaías 43:13
“Aun antes que hubiera día, yo era; y no
hay quien de mi mano libre. Lo que hago yo, ¿quién lo estorbará?”
Cabe recordar que la soberanía de Dios es
la total libertad que Él tiene para hacer lo que Él quiera, como quiera y
dondequiera.
Pero vamos a ver ahora el otro lado de la
moneda: si ese creyente hubiera dudado en que Dios podría ayudarle a lidiar con
el problema del carro descompuesto, es seguro que Dios no escucharía sus
oraciones a causa de desagradar a Dios con su dudas. Puede ser que el Señor provoque
temporalmente en ese creyente angustia por su incredulidad, pero si ese
creyente se arrepiente de corazón ante Dios, Él ciertamente lo escuchará y le
proveerá la ayuda que ese creyente necesite. ¿No lo cree usted así?
La palabra “fe” significa creer en
alguien o en algo. Proviene de la palabra griega PISTIS, y la forma del
verbo PISTEUO significa creer.
La fe implica la confianza en Cristo, así
como la entrega de nuestra voluntad a Cristo (dejar que Cristo gobierne nuestra
vida) y también la conducta coherente con la entrega de nuestra vida a cristo
(humildad de espíritu).
Un ejemplo lindo de fe en Cristo es el de
la mujer que sufrió, desde hacía 12 años, de hemorragias. Ella tenía fe en que
tan sólo si tocaba el borde del manto de Cristo, quedaría sana de su
enfermedad, y así fue.
Mateo 9:20-22
9:20 “Y he aquí una mujer enferma de flujo
de sangre desde hacía doce años, se le acercó por detrás y tocó el borde de su
manto;
9:21 porque decía dentro de sí: Si tocare
solamente su manto, seré salva.
9:22 Pero Jesús, volviéndose y mirándola,
dijo: Ten ánimo, hija; tu fe te ha salvado. Y la mujer fue salva
desde aquella hora.”
En este pasaje, vemos que se usa la palabra
“salvar”, misma que puede interpretarse también como “sanar”. Por lo tanto,
aquella mujer fue sana desde aquella hora.
En resumen: la fe de esa mujer en Jesús
permitió su sanidad.
Hay que poner nuestra confianza en Cristo
como el camino a la salvación.
Juan 14:6
“Jesús le dijo: Yo soy el camino, y
la verdad, y la vida; nadie viene al Padre, sino por mí.”
Las riquezas materiales que amontonemos en
nuestra vida terrenal, la inteligencia, la popularidad, las buenas obras y la
obediencia a las leyes terrenales no pueden salvarnos de la condenación en
el infierno. SÓLO CRISTO SALVA.
Efesios 2:8-9
2:8 “Porque por gracia sois salvos por
medio de la fe; y esto no de vosotros, pues es don de Dios;
2:9 no por obras, para que nadie se
gloríe.”
Es un gran consuelo saber que una persona
no tiene que ser perfecta para encontrar el favor de Dios, al tener fe en Jesús.
Incluso, hasta el peor de los pecadores puede convertirse en una nueva criatura
a través de la fe en Cristo.
2 de Corintios 5:17
“De modo que si alguno está en Cristo,
nueva criatura es; las cosas viejas pasaron; he aquí todas son hechas
nuevas.”
Estar en Cristo es haber puesto su
confianza en Jesús como medio de salvación espiritual. En otras palabras, es
haber aceptado a Cristo como su Salvador personal.
Claro está que Dios no ignora a quien hace
buenas obras después de haberle aceptado como Salvador personal. Lo que pasa es
que ellas no deben ocupar el primer lugar en nuestra vida.
Mateo 6:33
“Mas buscad primeramente el reino de
Dios y su justicia, y todas estas cosas os serán añadidas.”
Las “cosas que serán añadidas”, según el
pasaje anterior, son todo lo material que necesitemos. Son las
bendiciones de Dios para nosotros, por Haberle obedecido.
2 de Timoteo 3:16-17
3:16 “Toda la Escritura es inspirada
por Dios, y útil para enseñar, para redargüir, para corregir, para instruir en
justicia,
3:17 a fin de que el hombre de Dios sea
perfecto, enteramente preparado para toda buena obra.”
Redargüir, en el anterior pasaje bíblico, significa
amonestar, reprender.
Esto quiere decir que las buenas obras
están incluidas en vivir en obediencia a Dios, a la vez que la obediencia a
Dios forma parte de la voluntad de Dios para el ser humano.
Mateo 7:21
“No todo el que me dice: Señor, Señor,
entrará en el reino de los cielos, sino el que hace la voluntad de mi Padre
que está en los cielos.”
¿Y cuál es la voluntad de Dios el Padre
para el ser humano? La subrayo en el siguiente texto bíblico:
Miqueas 6:8
“Oh hombre, él te ha declarado lo que es
bueno, y qué pide Jehová de ti: solamente hacer justicia, y amar
misericordia, y humillarte ante tu Dios.”
¿Sabía usted que si aprende a humillarse
ante Dios es algo que Él aprecia mucho en usted? No lo dude más y llévelo a la
práctica todas las veces que le sea posible hacerlo, con más razón si usted ya
aceptó a Cristo como su Salvador personal.
Toda persona, y en especial quien ya
aceptó a Cristo como Salvador personal, debe practicar el arrepentimiento a lo
largo de su vida.
Arrepentirse es cambiar de actitud hacia el
pecado. En otras palabras, es darle la espalda al pecado y hacer la voluntad de
Dios.
Para terminar, y en respuesta al título de
este estudio, puedo decirle que la fe es importante en un creyente, porque
denota el grado de confianza que ese creyente tiene en su Señor.
Dios les bendiga.
No hay comentarios:
Publicar un comentario