“¿Cómo recupera usted sus energías?”
Por:
Rafael Carrasco.
Cuando un deportista realiza sus prácticas,
es interesante observarlo, porque seguramente con su perseverancia en tales
prácticas, las mismas lo llevarán a hacer muy buen papel a la hora de un torneo
de talla local, nacional e incluso internacional.
Por ejemplo, la ahora ex velocista mexicana
Ana Gabriela Guevara, quien desempeñara un muy buen papel en todas y cada una
de las competencias en las que ella formó parte, es cierto que al final de su última
carrera no logró la tan anhelada medalla de oro, pero lo importante aquí fue su
constancia en competir, y procuró siempre hacerlo bien.
En su última competencia, ella obtuvo una
muy digna medalla de plata, pero su nombre quedó escrito para la posteridad en
la historia del deporte mexicano y mundial.
No solamente es importante la perseverancia
en las prácticas de un deportista, sino que también influye mucho su
alimentación, ya que al hacer sus prácticas consume enormes cantidades de
energía, las cuales debe inmediatamente recuperar para estar siempre al 100% en
su condición física; por ello, necesita una alimentación suficientemente
balanceada para mantener su status de salud óptimo.
Así también ocurre en la vida espiritual:
debemos alimentarnos adecuadamente de la palabra de Dios, la Biblia, escudriñándola;
esto es, estudiarla a fondo, analizarla, así como orar y vivir en santidad
delante de Dios y de la sociedad en medio de la cual nos movemos.
Consumimos enormes cantidades de energía
espiritual cada día, porque resistimos al diablo y a sus demonios, y es una
lucha nada fácil. Solamente con la ayuda de Dios se puede conseguir eso.
Juan 5:39
“Escudriñad
las Escrituras; porque a vosotros os parece que en ellas tenéis la vida
eterna; y ellas son las que dan testimonio de mí;”
No hay alimento espiritual mejor que la
palabra de Dios, para mantenernos en un 100% de fortaleza. Es el alimento más
fuerte y saludable para nuestra alma.
2 de Timoteo 3:16-17
3:16 “Toda la Escritura es inspirada por Dios, y útil para
enseñar, para redargüir, para corregir, para instruir en justicia,
3:17 a fin de que el hombre de Dios sea
perfecto, enteramente preparado para toda buena obra.”
Satanás es comparado con un león rugiente
en busca continua de presas para devorar. Una característica de este felino es
que empieza a rugir cuando sabe que tiene frente a sí y a su merced a la presa
que habrá de devorar, para infundir miedo en dicha presa, y así no pueda
escapar de sus garras.
Asimismo, Satanás hace lo mismo cuando sabe
que tiene frente a sí a muchas presas que desea devorar.
Lo más triste del asunto, es que sus
presas son nada más y nada menos que las gentes que aun no han querido
aceptar a Cristo como su Salvador personal; y no Lo aceptan por prejuicios (el “¿qué dirán?”) o por simple orgullo personal (“no les
da la gana”).
Por eso es importante advertir sobre la
adecuada alimentación espiritual, porque Satanás y sus demonios están todos los
días activos, de día y de noche, buscando a quien devorar; las gentes sin
Cristo son gentes espiritualmente
anémicas; no tienen fuerzas para resistir al diablo y a sus demonios, y son
presa fácil de ese león rugiente. Los devora hasta tronarle los huesos y digerirlos.
Un ejemplo de cómo Satanás devora a su
presa, es cuando sus demonios poseen a una persona hasta el grado de
enloquecerla o provocar en ella el deseo de matar e incluso de suicidarse.
Esto me recuerda al endemoniado gadareno
sanado por Jesús.
Lucas 8:38-39
8:38 “Y el hombre de quien habían salido
los demonios le rogaba que le dejase estar con él; pero Jesús le despidió,
diciendo:
8:39 Vuélvete a tu casa, y cuenta cuán
grandes cosas ha hecho Dios contigo. Y él se fue, publicando por toda la ciudad cuán grandes cosas había hecho Jesús
con él.”
¿Verdad que a usted, estimado lector, no le
gustaría estar en una situación espiritual similar? Recupere sus energías
espirituales aceptando a Cristo como su
Salvador personal por fe y tenga la
completa seguridad de que Dios lo protegerá a usted contra todo ataque de
Satanás y sus demonios.
¿Quiere ahora recibir a Jesús en su alma?
Haga una oración como ésta, y goce de las ricas y grandes bendiciones que Dios
tiene reservadas para usted:
“Señor Padre celestial, te pido en este
momento que perdones todos mis pecados, incluyendo mis prejuicios y mi orgullo
personal; vengo en esta hora a dejarlos a Tus pies, arrepentido de haberte
rechazado por tanto tiempo. Te ruego permitas que Tu Hijo Jesús entre en mi
alma y sea mi Rey y mi Señor desde ahora y para siempre, amén.”
¿Hizo esta oración sinceramente? Ahora,
¡Bienvenido a la familia de Dios y a disfrutar de la vida cristiana y a
recuperar sus energías espirituales, para que su nombre quede escrito en el
libro de la vida del Cordero de Dios!
Dios les bendiga.
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