lunes, 25 de mayo de 2015

"La idolatría es una ofensa a Dios."



“La idolatría es una ofensa a Dios.”

Por: Rafael Carrasco.

Estimado lector: la idolatría hace mucho tiempo que se ha venido practicando, como parte integral de ciertas creencias de pueblos de antaño y de estos tiempos también.

Ahora bien, ¿Qué es idolatría? Es la costumbre pagana de fabricar estatuas o de hacer imágenes, con el fin de adorarlos o tenerlos por “dioses”, o confiar en ellos.

Como ejemplo y, sin ir muy lejos, tenemos a los indígenas aztecas de México los cuales, dentro de su idolatría, y lo peor que hacían, eran sacrificios humanos en donde, además de la sangre humana, sacaban el corazón de la víctima, para ofrecerlos ambos a “sus dioses”. Adoraban principalmente al sol y a la luna.
Parte del cuerpo de la víctima era comido por los aztecas.

En otros países como la India, quemaban a las víctimas para ofrecerlas a Moloch, Vishnu y Siva, principales ídolos de ese país.

En Babilonia, Asera y Dagón eran los principales ídolos de esa región.

En China y Japón se adora principalmente a Buda.

En Egipto, se adoran a Isis y Osiris.

En fin, la idolatría se ha ido practicando de generación en generación.

Hay países que han “modernizado” a sus ídolos; por citar un ejemplo: México ahora adora a la Virgen de Guadalupe, a San Judas Tadeo, a San Cristóbal Caballero, a Santo Niño de Atocha, al Sagrado Corazón de Jesús, a San Antonio, a San Panuncio y otros ídolos más.

Lo más triste del asunto, es que cuando los fieles de esas sectas idólatras hacen pactos con sus ídolos, llamados “mandas”, muchas de las veces las “pagan” caminando sobre sus rodillas hasta el templo donde se encuentra el “santo” o ídolo de su devoción.

Y fíjese nomás, estimado lector, lo que dice Dios al respecto en la Biblia:
Exodo 20:1-5
20:1 “Y habló Dios todas estas palabras, diciendo:
20:2 Yo soy Jehová tu Dios, que te saqué de la tierra de Egipto, de casa de servidumbre.
20:3 No tendrás dioses ajenos delante de mí.
20:4 No te harás imagen, ni ninguna semejanza de lo que esté arriba en el cielo, ni abajo en la tierra, ni en las aguas debajo de la tierra.
20:5 No te inclinarás a ellas, ni las honrarás; porque yo soy Jehová tu Dios, fuerte, celoso, que visito la maldad de los padres sobre los hijos hasta la tercera y cuarta generación de los que me aborrecen,
20:6 y hago misericordia a millares, a los que me aman y guardan mis mandamientos.”

A raíz de las prácticas idólatras a través del mundo, la Biblia nos enseña que la idolatría es una ofensa a Dios; es algo aborrecible a los ojos de Dios.

Recuerde, estimado lector, que aun el pueblo de Dios tuvo esa mala práctica de la idolatría, cuando decidieron que Aarón, hermano de Moisés, les hiciera un becerro de oro, para adorarlo como “su dios”.
Como no veían imagen alguna del verdadero Dios, decidieron hacerse un ídolo visible.
Exodo 32:17-28
32:17 “Cuando oyó Josué el clamor del pueblo que gritaba, dijo a Moisés: Alarido de pelea hay en el campamento.
32:18 Y él respondió: No es voz de alaridos de fuertes, ni voz de alaridos de débiles; voz de cantar oigo yo.
32:19 Y aconteció que cuando él llegó al campamento, y vio el becerro y las danzas, ardió la ira de Moisés, y arrojó las tablas de sus manos, y las quebró al pie del monte.
32:20 Y tomó el becerro que habían hecho, y lo quemó en el fuego, y lo molió hasta reducirlo a polvo, que esparció sobre las aguas, y lo dio a beber a los hijos de Israel.
32:21 Y dijo Moisés a Aarón: ¿Qué te ha hecho este pueblo, que has traído sobre él tan gran pecado?
32:22 Y respondió Aarón: No se enoje mi señor; tú conoces al pueblo, que es inclinado a mal.
32:23 Porque me dijeron: Haznos dioses que vayan delante de nosotros; porque a este Moisés, el varón que nos sacó de la tierra de Egipto, no sabemos qué le haya acontecido.
32:24 Y yo les respondí: ¿Quién tiene oro? Apartadlo. Y me lo dieron, y lo eché en el fuego, y salió este becerro.
32:25 Y viendo Moisés que el pueblo estaba desenfrenado, porque Aarón lo había permitido, para vergüenza entre sus enemigos,
32:26 se puso Moisés a la puerta del campamento, y dijo: ¿Quién está por Jehová? Júntese conmigo. Y se juntaron con él todos los hijos de Leví.
32:27 Y él les dijo: Así ha dicho Jehová, el Dios de Israel: Poned cada uno su espada sobre su muslo; pasad y volved de puerta a puerta por el campamento, y matad cada uno a su hermano, y a su amigo, y a su pariente.
32:28 Y los hijos de Leví lo hicieron conforme al dicho de Moisés; y cayeron del pueblo en aquel día como tres mil hombres.”

Los israelitas llegaron a adorar a ídolos como: Moloch, Milcom, Astoret, Asera y Baal.

El Señor, como castigo a Su pueblo Israel por su idolatría, los entregó en manos de sus enemigos; cuando los israelitas estaban cautivos, entonces sí se acordaban del verdadero y único Dios, y Dios los perdonaba. Pero al ser libres, los israelitas volvían a rebelarse contra Dios practicando de nuevo su idolatría.

Mire, estimado lector, la comparación que Dios hace de los ídolos con quienes los hacen y confían en ellos:
Salmos 115:3-8
115:3 “Nuestro Dios está en los cielos; Todo lo que quiso ha hecho.
115:4 Los ídolos de ellos son plata y oro, OBRA DE MANOS DE HOMBRES.
115:5 Tienen boca, mas no hablan; Tienen ojos, mas no ven;
115:6 Orejas tienen, mas no oyen; Tienen narices, mas no huelen;
115:7 Manos tienen, mas no palpan; Tienen pies, mas no andan; No hablan con su garganta.
115:8 Semejantes a ellos son los que los hacen, Y cualquiera que confía en ellos.”

Jeremías 10:6
No hay semejante a ti, oh Jehová; grande eres tú, y grande tu nombre en poderío.”

Cuando Constantino I el grande se convirtió al cristianismo, decretó como religión oficial del Imperio Romano, el Cristianismo.

Las gentes del Imperio Romano que practicaban la idolatría y tenían “sus dioses” representados por imágenes, les quitaron los nombres que tenían, y les pusieron nombres de santos.
De manera que la iglesia del Imperio Romano era idólatra, y hoy en día se conoce como Iglesia Católica Romana.

En diferentes procesiones católicas, se ven a varios fieles cargandoimágenes” de Cristo o de santos, al igual que lo hacían las religiones paganas de Egipto, Babilonia y otras naciones antiguas, y no sólo hacen eso, sino que también “les ofrecen sacrificios”, tales como: “mandas” o pactos, encenderles velas, adornos, dinero, altares, etc.

El cristiano legítimo se aparta de toda idolatría y confía en Jesucristo y Su Evangelio, sin Representarlo en imágenes.


Lucas 4:8
“Respondiendo Jesús, le dijo: Vete de mí, Satanás, porque escrito está: Al Señor tu Dios adorarás, y a él solo servirás.”

Y algo muy triste, es que no sólo la idolatría involucra adoración a imágenes, astros, animales, cosas y esculturas. También involucra amor al dinero, la televisión, el cine, la pornografía, los vicios, el narcisismo (idolatrarse a sí mismo), amor obsesivo hacia un carro propio o hacia una casa propia, las apuestas, las compras compulsivas, etc.

Está bien limpiar la casa y el carro de uno, pero no amarlos, como si fueran ídolos. Limpiarlos y cuidarlos con normalidad y naturalidad; no con obsesión.

La Biblia dice muy claramente que los idólatras serán lanzados al lago de fuego, en el juicio final.
Apocalipsis 21:8
“Pero los cobardes e incrédulos, los abominables y homicidas, los fornicarios y hechiceros, los idólatras y todos los mentirosos tendrán su parte en el lago que arde con fuego y azufre, que es la muerte segunda.”

Para concluir: Si usted se anima a dejar ya su idolatría, acepte hoy mismo a Cristo como su Salvador personal, y solamente adórelo a Él y doble ante Él sus rodillas.

Dios les bendiga.

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