“La ira o enojo: un arma mortal.”
Por: Rafael Carrasco
Desde hace ya mucho tiempo, todos los seres humanos, en alguna parte de nuestra vida, hemos experimentado enojos por diversas causas. Las causas más comunes para producir enojo en una persona son:
Una ofensa.
Desobediencia de un subordinado (cuando el ofendido es un Jefe).
Una calumnia.
Ser espiado por alguien y la persona espiada se dé cuenta de tal acción.
Cuando alguien conspira contra una persona, y la persona en cuestión descubre tal acción.
Todos los seres humanos tenemos distinto carácter, y algunos somos más fáciles de sufrir enojos que otras personas. El problema principal que ocurre con esto, es que los iracundos nos quitamos bendiciones de Dios para nuestra vida.
Proverbios 15:18
“El hombre iracundo promueve contiendas;
Mas el que tarda en airarse apacigua la rencilla.”
Mas el que tarda en airarse apacigua la rencilla.”
Proverbios 29:22
“El hombre iracundo levanta contiendas,
Y el furioso muchas veces peca.”
Y el furioso muchas veces peca.”
Tito 1:7
“Porque es necesario que el obispo sea irreprensible, como administrador de Dios; no soberbio, no iracundo, no dado al vino, no pendenciero, no codicioso de ganancias deshonestas,”
Si uno es el responsable de haber causado enojo a otra persona, y no tiene uno la humildad de ir a disculparse por la falta cometida, ese enojo contra uno estará siempre en la mente del ofendido.
Mateo 5:23-25
“Por tanto, si traes tu ofrenda al altar, y allí te acuerdas de que tu hermano tiene algo contra ti,
deja allí tu ofrenda delante del altar, y anda, reconcíliate primero con tu hermano, y entonces ven y presenta tu ofrenda.”
Ponte de acuerdo con tu adversario pronto, entre tanto que estás con él en el camino, no sea que el adversario te entregue al juez, y el juez al alguacil, y seas echado en la cárcel.”
Mateo 7:12
“Así que, todas las cosas que queráis que los hombres hagan con vosotros, así también haced vosotros con ellos; porque esto es la ley y los profetas.”
Veamos ahora el caso contrario: nosotros somos los ofendidos.
Lo más lógico que se nos viene a la mente es que la persona ofensora venga y se disculpe con nosotros porque, de lo contrario, estaremos siempre enojados con la persona que nos ofendió.
Puede ser que temporalmente se nos olvide la ofensa que nos hicieron pero, al ver por casualidad a la persona que nos ofendió, es muy probable que reviva ese enojo en contra del ofensor
Efesios 4:26-27
“Airaos, pero no pequéis; no se ponga el sol sobre vuestro enojo,
ni deis lugar al diablo.”
Lo que el apóstol Pablo nos quiere enseñar en el anterior pasaje bíblico, es que n debemos permanecer enojados , aun incluso en la hora de irse a dormir.
Pablo recomienda que, de ser posible, nos arreglemos con nuestros ofensores para estar en paz con Dios y con los ofensores y, en consecuencia, dormir placenteramente.
Salmos 6:1
“Jehová, no me reprendas en tu enojo,
Ni me castigues con tu ira.”
Ni me castigues con tu ira.”
Salmos 76:10
“Ciertamente la ira del hombre te alabará;
Tú reprimirás el resto de las iras.2
Tú reprimirás el resto de las iras.2
¿Por qué le llamo al enojo un arma mortal? Por la razón de que el enojo produce graves enfermedades en el cuerpo, de tal manera que pudiera, esa actitud negativa del enojo, ser causa de nuestra muerte física, por ejemplo: un ataque cardíaco, un derrame cerebral, etc.
Para terminar: No está por demás decir que el enojo puede comprometernos hasta en los más serios problemas.
En todo y por todo, es mejor ser tardo para enojarse; en otras palabras, saber contar hasta 10 con mucha paciencia.
Ya sea que seamos ofendidos o que ofendamos, en ambos casos lo mejor es acercarse a Dios en oración y pedirle que perdone nuestros pecados y nos dé sabiduría y valentía para pensar bien y tener la determinación de perdonar o que busquemos el perdón del ofendido, según el caso.
Dios les bendiga.
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