sábado, 26 de julio de 2014

"¡No se subestime!"

“¡No se subestime!”

Por: Rafael Carrasco 

El título de este mensaje es algo extraño, pero al fin del mismo le preguntaré si usted lo considera subestimarse o no.

Cuando hacemos algo por alguien, no es que queremos considerarnos tapete para limpiarse los pies; es decir, humillarse a tal grado que dejemos que cualquiera nos ridiculice, o lo que es más grave, que cualquiera nos falte al respeto.

Todos nosotros, como individuos, somos dignos de respeto, pero también estamos obligados a respetar a los demás.
Mateo 7:12 “Así que, todas las cosas que queráis que los hombres hagan con vosotros, así también haced vosotros con ellos; porque esto es la ley y los profetas.”

La anterior cita bíblica es conocida como “la regla de oro” la cual, como ya lo hemos visto, nos enseña que si queremos ser respetados, nosotros debemos empezar por respetar a los demás.

Es muy agradable saber que si uno se preocupa por servir a los demás, que si de uno nace el deseo de ayudar a otros, al menos oír un “gracias” es para mí una recompensa.

No sé si usted haya oído hablar del llamado “amor ágape”; este tipo de amor consiste en mostrar misericordia hacia otros sin esperar algo a cambio. Es un tipo de amor que sale del corazón, es un tipo de amor espontáneo; es un tipo de amor altruista, humanitario, desinteresado (que no espera algo a cambio),  incondicional, como el que el Señor Jesús tiene por nosotros. Por ese amor ágape, Jesús murió por nosotros sobre una cruz.
Es un tipo de amor que no es fácil matarlo.
Romanos 5:8 “Mas Dios muestra su amor (amor ágape) para con nosotros, en que siendo aún pecadores, Cristo murió por nosotros.”

Hay otro tipo de amor, el llamado “amor sentimental”, que generalmente es el tipo de amor que se desarrolla entre esposos, entre padres e hijos, entre novios, entre familias. Ese tipo de amor es condicional, es interesado (que espera algo a cambio) en la mayoría de los casos. Y digo condicional, porque si a uno lo ofenden, ese tipo de amor desaparece al momento. Es muy fácil de matarlo. Quizás, si el ofensor le ofrece disculpas a uno, ese amor renazca, pero no hay una seguridad del 100% de que ese amor renazca totalmente, porque “quedan cicatrices” de la ofensa recibida.

Para este último tipo de amor, Jesús nos manda que perdonemos a nuestros enemigos (cosa humanamente difícil de hacer), pero lo importante es obedecerle a Él, y dejar nuestro orgullo de lado.
Mateo 5:38 “Oísteis que fue dicho: Ojo por ojo, y diente por diente.” (La Ley del Talión).
Mateo 5:44 “Pero yo (Jesús) os digo: Amad a vuestros enemigos, bendecid a los que os maldicen, haced bien a los que os aborrecen, y orad por los que os ultrajan y os persiguen;”

Cuando Jesús mandó a Sus discípulos lavar los pies unos a otros, no es que se tenga que hacer eso en forma literal; es decir, hacer el lavado de pies unos con otros.
Más bien, Jesús enseñó esto en forma figurada; es decir, que así como Él dejó de lado Su naturaleza de ser Dios y se dispuso a servir a Sus discípulos, por medio de lavarles los pies, así es Su deseo que nosotros también dejemos nuestro orgullo de lado y nos dispongamos a servir a los demás.
Juan 13:13-15 “Vosotros me llamáis Maestro, y Señor; y decís bien, porque lo soy.
Pues si yo, el Señor y el Maestro, he lavado vuestros pies, vosotros también debéis lavaros los pies los unos a los otros.
Porque ejemplo os he dado, para que como yo os he hecho, vosotros también hagáis.”

De manera que es mejor estar en esta postura: es mejor dar que recibir, en otras palabras: es mejor servir que ser servido.
Hechos 20:35 “En todo os he enseñado que, trabajando así, se debe ayudar a los necesitados (amor ágape), y recordar las palabras del Señor Jesús, que dijo: Más bienaventurado es dar que recibir.”

Por lo anteriormente expuesto, me atrevo ahora a preguntarle a usted:
¿Considera usted que se subestima a sí mismo por ayudar de corazón a otros?

Dios les bendiga.


Rafael Carrasco F.

No hay comentarios:

Publicar un comentario