jueves, 21 de agosto de 2014

"Es necesaria la unión familiar en cada hogar."

“Es necesaria la unión familiar en cada hogar.”

Por: Rafael Carrasco.

En todo tiempo, la unión familiar se ha hecho indispensable en cada hogar.
Desde que se cuidó ese importante detalle, nuestra sociedad ha estado “patas para arriba”, pues en la desunión familiar hay desinterés de parte de sus miembros, en especial, de los padres hacia los hijos, de inculcarles los grandes valores de la palabra de Dios.

Jesús finaliza su Sermón del Monte con una parábola en la cual participan 2 personas que construyen, cada uno, su casa.
Esta “casa”, viene siendo sobre quién ponemos nuestra fe.

Mateo 7:24-29
“Cualquiera, pues, que me oye estas palabras, y las hace, le compararé a un hombre prudente, que edificó su casa sobre la roca.
Descendió lluvia, y vinieron ríos, y soplaron vientos, y golpearon contra aquella casa; y no cayó, porque estaba fundada sobre la roca.
Pero cualquiera que me oye estas palabras y no las hace, le compararé a un hombre insensato, que edificó su casa sobre la arena;
y descendió lluvia, y vinieron ríos, y soplaron vientos, y dieron con ímpetu contra aquella casa; y cayó, y fue grande su ruina.
Y cuando terminó Jesús estas palabras, la gente se admiraba de su doctrina;
porque les enseñaba como quien tiene autoridad, y no como los escribas.”

Otro punto importante del anterior pasaje bíblico, es el siguiente:

El hombre que construyó su casa sobre la roca, es el hombre prudente que puso empeño y esfuerzo en sustentar su casa sobre bases sólidas.
Claro está que el trasfondo de esta enseñanza, es meramente espiritual, pues la Roca es Cristo: es decir, que el hombre prudente pone su fe sobre Cristo.
En cambio, el hombre que construyó su casa sobre la arena, es el hombre imprudente y necio que buscó el camino fácil de “las apariencias”, pensando que los fundamentos no eran importantes para su existencia, mientras que su meta era alcanzar “lo aparente”.

Este ejemplo del hombre imprudente y necio, encaja muy bien en el pensamiento actual de los integrantes de muchas familias: se ven invadidas por “la exaltación de la apariencia de la imagen que proclama la sociedad actual”.
En la construcción de una familia cristiana vigorosa, es fundamental “la aceptación de la autoridad de la palabra de Dios”.

En contraste, la aprobación del pensamiento mayoritario es un elemento determinante en la calificación de cualquier conducta individual y familiar. El hecho de que “la mayoría” avale o no una decisión, se convierte en un veredicto inapelable para encontrar apoyo, y justificativo ante cualquier pensamiento o acción.

Asimismo, la proposición de que: “todo está permitido”, “nada es malo o bueno en sí mismo”, enmarcado dentro de la utilidad propia, ha sido tristemente adoptado por una gran cantidad de familias, y eso se contrapone a la palabra de Dios.

En todo el capítulo 6 de Deuteronomio, encontramos a un Dios “absoluto”, y la necesidad de las familias de transmitir y vivir sobre la base de la palabra de Dios.
Este Dios, aparte de ser absoluto, también “es excluyente”; es decir, Él reclama exclusividad a Sus seguidores.
Éxodo 20:3
“No tendrás dioses ajenos delante de mí.”

Nuestro Dios excluye en definitiva a otros dioses  que la gente quiera anteponer ante el Único y Verdadero Dios de la Biblia.

Para el hombre y la mujer actuales, no hay inconveniente en creer “en uno o en varios dioses”.
Dicha práctica, promueve la ausencia de los grandes valores de la palabra de Dios, tales como: amor genuino, fidelidad, perdón, paciencia, etc.

Los “dioses” que mucha gente adora, no hacen demanda moral alguna, y simplemente están al servicio utilitario de quien los quiera invocar, y “los haga actuar” con la fuerza y el mérito de su propia fe.

Por lo tanto, resulta obligatorio de que cada familia “abrace la Biblia” y encuentre en Ella la fe en un solo Dios, que es galardonador de los que Le buscan, y da a Sus seguidores leyes eternas y que no cambian para que, siguiéndolas, alcancen la plenitud de su existencia individual y familiar. Sólo una familia que así hace, permanecerá firme ante los problemas, pruebas y angustias de la vida actual.

Hebreos 11:6
“Pero sin fe es imposible agradar a Dios; porque es necesario que el que se acerca a Dios crea que le hay, y que es galardonador de los que le buscan.”

Los padres de familia cristianos deben dar un “marco de contención” que ofrezca a sus hijos principios de aceptación basados en el amor incondicional inspirado en la Persona de Dios. La familia debe esforzarse en guardar su identidad particular, esto es, no imitar a otras familias.

En la Biblia, podemos ver cómo aun los adversarios de Jesús Lo reconocían como quien “no se basa en las apariencias y la imagen exterior de las personas.
Mateo 22:16
“Y le enviaron los discípulos de ellos con los herodianos, diciendo: Maestro, sabemos que eres amante de la verdad, y que enseñas con verdad el camino de Dios, y que no te cuidas de nadie, porque no miras la apariencia de los hombres.”

La mercadotecnia se encarga de “crear la necesidad obligatoria de comprar cosas”. En otras palabras, se encarga de EXPLOTAR LA CODICIA DE LA GENTE, generando el deseo de comprar algo sin analizar si realmente se necesita, o no.

En contraste, la palabra de Dios nos enseña que la vida del hombre no se encuentra en los bienes que posee.
Lucas 12:15
“Y les dijo: Mirad, y guardaos de toda avaricia; porque la vida del hombre no consiste en la abundancia de los bienes que posee.”

También nos enseña la palabra de Dios que el amor al dinero hace “tambalear la fe” del idólatra del dinero, y le produce efectos dolorosos.
1 de Timoteo 6:10
“porque raíz de todos los males es el amor al dinero, el cual codiciando algunos, se extraviaron de la fe, y fueron traspasados de muchos dolores.”

Si tenemos costumbres cristianas fuertes en la familia, podemos enfrentar al materialismo de manera que nuestra costumbre familiar se base en “una vida de fe genuina en Dios”.

Es también importante que en una familia se enseñen a los hijos valores de solidaridad hacia fuera; esto es, ayudar a otros en sus necesidades. Para aprender eso, cada familia debe practicar la solidaridad bajo su propio techo, antes de actuar hacia otras personas.

Debe la familia aprender que el uso del dinero también debe tener un criterio solidario: debe contribuir al crecimiento de toda la familia, y no ser usado de una manera egoísta, o basado en principios de poder y dominio.
La solidaridad familiar toma una dimensión importantísima en momentos de enfermedad, dolor, o dificultad de uno de sus integrantes.

La instrucción bíblica temprana de los hijos, les dará herramientas para que, en su vida adulta, no se aparten del camino de la vida trascendente.
Proverbios 22:6
“Instruye al niño en su camino, Y aun cuando fuere viejo no se apartará de él.”

Sin embargo, en la actualidad muchos padres de familia, para “no ser considerados autoritarios por sus hijos, abandonan su responsabilidad como tales, de enseñar a sus hijos los grandes valores bíblicos, y los sustituyen por complacer a sus hijos en todo lo que ellos quieren.

Esto demuestra la carencia de valores que esos padres tienen.

Hay otro dato importante aquí: lo que esos padres de familia están haciendo, es “crear en los hijos confusión” en los conceptos de autoridad y roles familiares.

Mucho de la apertura comunicativa de los hijos hacia sus padres, depende en gran manera del aprovechamiento de los momentos de dedicarles los padres a sus hijos el tiempo necesario desde muy temprana edad. Es una excelente oportunidad de ayudar a los hijos a buscar la solución y el consejo de Dios para las circunstancias de su vida.

Otro elemento importante en la formación de los hijos es la disciplina.
La disciplina es la demostración de amor de los padres hacia sus hijos.
Los hijos deben sentirse amados en y por la disciplina de sus padres.
Proverbios 29:15
“La vara y la corrección dan sabiduría; Mas el muchacho consentido avergonzará a su madre.”

Los padres deben poner muy especial cuidado en no lastimar, ni física ni emocionalmente, a sus hijos. Los padres deben ejercer la disciplina asegurándose de que los hijos entiendan las causas de por qué se les disciplinó.
Los padres deben castigar a sus hijos dentro del marco de amor y dominio propio.
Los padres deben comunicar a sus hijos disciplinados que su amor por ellos no cambia; finalmente, la disciplina debe completarse con la iniciativa paterno-materna de la reconciliación.
Con una actitud así de los padres, los hijos disciplinados serán invitados a una actitud de arrepentimiento, lo que dará a los padres la oportunidad de corresponderles a sus hijos disciplinados con expresiones genuinas y claras de perdón.

Los padres, como modelo de sus hijos, deben buscar siempre la concordancia de lo que dicen con lo que hacen.

El principio bíblico de honrar a los padres, no se debe abandonar ni aun casándose los hijos y formar su propia familia.
Éxodo 20:12
“Honra a tu padre y a tu madre, para que tus días se alarguen en la tierra que Jehová tu Dios te da.”

Proverbios 23:22
“Oye a tu padre, a aquel que te engendró; Y cuando tu madre envejeciere, no la menosprecies.”

Honrar a los padres es sentir hacia ellos amor, respeto y provisión, aunque ellos hayan sido injustos con sus hijos, cuando los hijos aún dependían de ellos.

Nos ha tocado vivir en una época muy difícil, pero lo que podemos y debemos hacer es decidir qué rumbo le daremos a nuestra vida y a la de nuestra familia.

Dios les bendiga.


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