“¿Qué dice la Biblia de la cobardía?”
Por: Rafael Carrasco
En nuestra vida
actual siempre se presentan, por alguna razón, situaciones que bien pudieran
acobardarnos, debido a la naturaleza de las mismas.
Lamentablemente,
muchos planes se nos han venido abajo, y a veces es probable que no retomemos
el asunto, debido al prejuicio de que: “si en la primera vez me fue mal, es
seguro que en los demás intentos también me va a ir mal.” Eso es una trampa del
diablo para mantenernos dudosos de confiar en Dios.
El diablo cada
rato nos dice al oído: “mira tu Dios, te ha olvidado. Ni siquiera escucha tus
oraciones”.
¡Que el Señor
lo reprenda en el Nombre de Jesús, amén! Esa persuasión del diablo es la
culpable de que en muchas de las veces no queramos seguir adelante con un
proyecto fallido la primera vez que lo pusimos a andar. Aparte de cobardía,
provoca un cierto porcentaje de pereza en siquiera pensar en hacer otro
intento.
Las aves nos
dan el ejemplo: cuando un depredador o si tal vez por una ventisca su nido cae
y se destruye, ellas lo vuelven a construir; ellas poseen una perseverancia
dada por Dios.
Las hormigas
son otro ejemplo: no teniendo quien las mande, ellas recogen alimento en sus
agujeros para antes de que llegue el tiempo de frío, en el cual no salen de sus
agujeros.
Proverbios 6:6
“Ve a la hormiga, oh perezoso, Mira sus
caminos, y sé sabio;”
La cobardía
está definida como: falta de ánimo y valor, según el Diccionario de la Real Academia Española.
Una persona con
temores, es el reflejo claro e inequívoco de una persona cobarde.
Pero el
único temor bueno es el temor de Dios; es decir, el guardar Sus
mandamientos y ponerlos por obra.
Fuera de eso,
cualquier otro temor es cobardía, cosa que, naturalmente, desagrada a nuestro
Dios.
Vamos a ver con
detalle las diferentes causas de la cobardía en una persona:
Desde el
vientre de la madre.-
La pueden provocar un susto, una madre que casi muere durante el parto, o el
rechazo del hijo por parte del padre o de la madre.
Obviamente, las
2 primeras causas se aplican a un bebé, y la tercera se aplica a un bebé y a un
niño que ya se da cuenta de la realidad que está viviendo.
Sobreprotección
por cualquiera de los padres.- Consiste en que uno o ambos padres no dejen que sus hijos enfrenten
la vida por sí mismos, teniendo como consecuencia la falta de madurez en el
niño y la superdependencia de sus padres a la hora en que el niño tenga que
tomar una decisión.
Frustraciones
que el niño ha tenido en su vida.- Algunas de esas frustraciones son tan fuertes que “los marcan” y no
los dejan avanzar en la vida. Como consecuencia, el niño “se queda mediocre,
apocado, con la autoestima hasta el suelo”.
Dios no está en
desacuerdo en que un niño vaya en busca de ayuda profesional cuando ve que todo
a su alrededor no le ayuda para solucionar su cobardía. Claro está que buscar a
Dios es lo primero de todo en esta vida, pero si acude donde un Psicólogo no es
malo ante Dios.
El Psicólogo
tal vez le recomiende al niño terapias para lograr desenvolverse en forma
natural y eficiente; terapias que lo ayuden a superar su cobardía (o las causas
de ella) y esté listo para continuar viviendo su vida de una manera totalmente
normal.
Gracias a Dios
que existen los Psicólogos, porque son personas que han sido capacitadas para
lidiar con problemas del alma, pues las frustraciones y la cobardía no son
problemas del cuerpo, sino del alma. Como en el alma se guardan los
pensamientos, los deseos y la voluntad, por eso es que una persona capacitada
en asuntos del alma es la indicada para consultar en estos casos.
Ahora bien,
¿por qué rechaza Dios la cobardía?
Porque nos
lleva a ser rebeldes a la palabra de Dios, obedeciendo más a Satanás.
Porque nos
hace caer en manos de nuestro enemigo.
Porque nos
hace ver las circunstancias, y no a Dios. (Como el ejemplo del apóstol Pedro
cuando Jesús le mandó caminar sobre el mar.)
Mateo 14:25-33
“Mas a la
cuarta vigilia de la noche, Jesús vino a ellos andando sobre el mar.
Y los
discípulos, viéndole andar sobre el mar, se turbaron, diciendo: ¡Un fantasma! Y
dieron voces de miedo.
Pero en seguida
Jesús les habló, diciendo: ¡Tened ánimo; yo soy, no temáis!
Entonces le
respondió Pedro, y dijo: Señor, si eres tú, manda que yo vaya a ti sobre las
aguas.
Y él dijo: Ven.
Y descendiendo Pedro de la barca, andaba sobre las aguas para ir a Jesús.
Pero al ver el
fuerte viento, tuvo miedo; y comenzando a hundirse, dio voces, diciendo:
¡Señor, sálvame!
Al momento
Jesús, extendiendo la mano, asió de él, y le dijo: ¡Hombre de poca fe! ¿Por qué
dudaste?
Y cuando ellos
subieron en la barca, se calmó el viento.
Entonces los
que estaban en la barca vinieron y le adoraron, diciendo: Verdaderamente eres
Hijo de Dios.”
Porque nos
roba la visión del reino de Dios.- Esto es: ser conquistador de almas, ganar a otros para Cristo.
Porque no
nos deja aceptar desafíos que nos harán crecer espiritualmente.
¿Y qué nos dice
la Biblia de
la cobardía?
Que Dios no nos
dio ese espíritu. Debemos rechazarlo.
2 de Timoteo
1:7
“Porque no nos
ha dado Dios espíritu de cobardía, sino de poder, de amor y de dominio propio.”
Dios nos habla
de ser un vencedor, no un cobarde.
Romanos 8:32
“El que no
escatimó ni a su propio Hijo, sino que lo entregó por todos nosotros, ¿cómo no
nos dará también con él todas las cosas?”
Apocalipsis 3:5
“El que venciere
será vestido de vestiduras blancas; y no borraré su nombre del libro de la
vida, y confesaré su nombre delante de mi Padre, y delante de sus ángeles.”
Dios nos habla
de ser un valiente, no de un cobarde.- Esto es, debemos dejar malos hábitos en
nuestra vida, para ser útiles para la obra del reino de Dios.
Josué 1:9
“Mira que te
mando que te esfuerces y seas valiente; no temas ni desmayes, porque Jehová tu
Dios estará contigo en dondequiera que vayas.”
Mateo 11:12
“Desde los días
de Juan el Bautista hasta ahora, el reino de los cielos sufre violencia, y los
violentos lo arrebatan.”
En el pasaje
antes citado, violentos es sinónimo de valientes, porque analizando el original
griego biazétai, que significa
violencia o esfuerzo, sabemos que una persona esforzada es una persona
valiente. Por lo tanto, el reino de los cielos es arrebatado solamente por valientes.
En el cielo no
entran los cobardes, sólo los valientes.
Apocalipsis
21:8
“Pero los
cobardes e incrédulos, los abominables y homicidas, los fornicarios y
hechiceros, los idólatras y todos los mentirosos tendrán su parte en el lago
que arde con fuego y azufre, que es la muerte segunda.”
¿Quiere usted
evitar esto? Rinda hoy su vida a Cristo, y será salvo de ir a ese lugar de
tormento eterno.
Dios les
bendiga.
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