“¿Qué dice la Biblia del baile?”
Por.
Rafael Carrasco.
Como bien sabemos, el baile es el lenguaje
del cuerpo; es una forma de comunicación que definitivamente Dios aprueba.
Salmos 149:3
“Alaben su nombre con danza; Con
pandero y arpa a él canten.”
Salmos 150:4
“Alabadle con pandero y danza;
Alabadle con cuerdas y flautas.”
Lo realmente penoso, es cuando nuestro
cuerpo quiere expresar algo completamente diferente de lo que es alabar a Dios,
como algo que quizás no nos atrevemos a decir con la boca. Y si nos resulta
fácil decirlo con la boca, lo decimos en determinados ambientes, como por
ejemplo:
“¿No me veo sexy?” “Nadie me presta
atención, por eso practicaré los movimientos más llamativos”.
En base a tales conceptos, ahí sí se
acepta el baile como una tentación: cuando es usado para seducir a la pareja de
baile y también a otras personas. Si la pareja de baile u otras personas ceden a la tentación (se dejan seducir) por la forma de bailar de la persona que ha pensado seducir a los presentes, entonces el baile se constituye en pecado.
Si lo que uno quiere decir con su cuerpo lo
hace desmerecer a uno, la culpa no es del baile, sino de uno mismo. Es triste y
decepcionante cuando una persona baila de tal manera que parece un simio. Por
eso es de notar que muchas veces una persona que baila de ese modo difícilmente
halla pareja con quién bailar.
Es muy fácil hacer del baile una sana
diversión: cuando se baila decentemente, y no para seducir a la
pareja de baile o a otras personas que asisten al baile.
Hay una gran diferencia entre el baile
hebreo y el baile actual.
En el baile hebreo, tanto hombres como
mujeres bailaban en forma individual, pero generalmente lo practicaban las
mujeres.
Como ejemplos del baile hebreo, tenemos:
Éxodo 15:20
“Y María la profetisa, hermana de Aarón,
tomó un pandero en su mano, y todas las mujeres salieron en pos de ella con
panderos y danzas.”
2 de Samuel 6:14
“Y David danzaba con toda su fuerza
delante de Jehová; y estaba David vestido con un efod de lino.”
En el baile actual, tanto hombres como
mujeres bailan sueltos o abrazados.
Cabe aclarar aquí que para las personas
solteras, lo mejor es que bailen sueltas, para evitar la seducción entre
ellas.
Para las personas casadas, el que bailen
sueltas o abrazadas no tiene importancia, siempre y cuando lo hagan con su
esposo o esposa. Si alguien casado baila con alguien soltero, o con otra persona casada, hágalo decentemente, o mejor evítelo. No se meta en problemas.
Las personas casadas, para no ser tropiezo
para las personas solteras que los ven bailar, cuando ellos bailen abrazados,
es mejor que lo hagan de tal espacimanera que sus cuerpos no lleguen a tocarse mutuamente, sino dejando un espacio considerable entre ellos. Así, tanto ellos
como quienes los miran bailar no se sentirán tentados al deseo sexual.
En sí, cuando una pareja de solteros o una
pareja de casados baila abrazados rozando sus cuerpos mutuamente en forma
frecuente, están incitando a los demás a la lascivia (deseo malsano), y también ellos mismos.
Hay que notar que, después de la lascivia,
viene la prostitución manifiesta.
En otro de mis estudios, también dije que una
tentación no se convierte en pecado, si
no se cede a dicha tentación. En tal caso, la tentación no pasa de ser tentación.
En las parejas casadas, no se le da
importancia si las relaciones sexuales se tienen con el cónyuge;
de otra manera se cae en el pecado de adulterio. Pero en las parejas solteras
sí es lamentable que caigan en la prostitución, en el pecado de fornicación.
En anteriores estudios, he dicho que el adulterio son las relaciones
sexuales entre una persona casada y una persona soltera; o bien, entre dos
personas casadas, pero que una de ellas no sea el cónyuge de la otra.
En cambio, la fornicación son las relaciones sexuales entre personas solteras.
Pero de todas maneras es mejor que las
parejas que acuden a los bailes, si bailan abrazadas, no rocen sus cuerpos
mutuamente.
Como dije anteriormente, el baile se constituye un pecado cuando las personas que ven bailar a la persona que ha pensado promover la seducción de los presentes, se han dejado seducir, y nacen en los presentes deseos malsanos como lo son: la lascivia y la relación sexual inmediata.
En tal caso, es mejor buscar otra forma
sana de divertirse.
1 de Juan 2:15-16
2:15 “No améis al mundo, ni las cosas que
están en el mundo. Si alguno ama al mundo, el amor del Padre no está en él.
2:16 Porque todo lo que hay en el mundo, los
deseos de la carne, los deseos de los ojos, y la vanagloria de la vida, no
proviene del Padre, sino del mundo.”
Entiéndase en estos pasajes bíblicos que lo que incita al pecado es lo que uno no debe amar, tal como el baile seductor,
siendo este tipo de baile, por ejemplo, el perreo y otros movimientos sensuales
de la cadera. Hay que considerar también los bailes que, valga la redundancia, llevan a cabo las bailarinas de los llamados "table dance" (bailes de mesa) en tubos verticales sobre una pasarela, o con los clientes en las mesas, o en los reservados.
Para terminar, déjeme decirle esto,
estimado lector: el baile en sí no es pecado, porque el problema no es el ritmo de la música; más
bien, el problema es cómo se baile ese ritmo. Analícelo un momento y me
dará la razón.
Dios les bendiga.
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