lunes, 18 de agosto de 2014

"La mayordomía bíblica."

“La mayordomía bíblica.”
Por. Rafael Carrasco

La mayordomía bíblica consiste en la planeación, la administración o el cuidado de lo que Dios nos ha dado y, al mismo tiempo, Él ha establecido en Su palabra.

Es un tema de un impacto muy fuerte en todos los aspectos de la vida: por ejemplo, más del 80% de las parejas que se divorcian , han señalado los problemas financieros como una de las causas de su divorcio.

Antes de continuar, aquí cabe hacer la aclaración en 2 puntos:

a)    Dios no tiene algo en contra de los ricos ni de sus riquezas, siempre y cuando los ricos no hayan hecho un ídolo de ellas; en otras palabras, amara más sus riquezas que a Dios.
El dinero no es la raíz de todos los males; lo que sí es eso es el amor al dinero. Esto quiere decir que Dios no condena el que tengamos ahorros en un Banco o en nuestro bolsillo, pero sí el que el dinero lo tengamos en nuestro corazón, amándolo.
1 de Timoteo 6:10
“porque raíz de todos los males es el amor al dinero, el cual codiciando algunos, se extraviaron de la fe, y fueron traspasados de muchos dolores.”
    
b)    Jesús nunca fue pobre.- Desde niño, Él recibió riquezas.
2 de Corintios 8:9
“Porque ya conocéis la gracia de nuestro Señor Jesucristo, que por amor a vosotros se hizo pobre, siendo rico, para que vosotros con su pobreza fueseis enriquecidos.”

Mateo 2:11
         “Y al entrar en la casa, vieron al niño con su madre María, y postrándose, lo adoraron; y abriendo sus tesoros, le ofrecieron presentes: oro, incienso y mirra.”

      
Como bien hemos visto, Jesús no padeció necesidad como Dios, pero sí quiso padecer necesidad como humano, para que nosotros fuésemos ricos en bendiciones Suyas, dándonos ejemplo de humildad espiritual y fe en Dios el Padre.
Juan 14:13
“Y todo lo que pidiereis al Padre en mi nombre, lo haré, para que el Padre sea glorificado en el Hijo.”

En resumen, Jesús usó Su riqueza para lo que debía hacerlo; Él no malgastaba ni derrochaba.

Vamos a ver cómo a partir de 13 principios, podemos ser mayordomos o administradores de Dios:

1 .-Rinda su vida entera a Cristo, por fe en Él.

2 .-Entregue la propiedad de sus posesiones a Dios de todo corazón.  
     Dios no nos obligará a cumplir Su voluntad; simplemente Él
     Esperará que nosotros lo hagamos por nuestra propia voluntad.
     Salmos 8:6-8
     “Le hiciste señorear sobre las obras de tus manos; Todo lo pusiste debajo de sus pies:
Ovejas y bueyes, todo ello, Y asimismo las bestias del campo,
Las aves de los cielos y los peces del mar; Todo cuanto pasa por los senderos del mar.”

Ahora bien, ¿dónde comienza tal mayordomía? En nuestro propio ser.
1 de Corintios 6:19-20
¿O ignoráis que vuestro cuerpo es templo del Espíritu Santo, el cual está en vosotros, el cual tenéis de Dios, y que no sois vuestros?
Porque habéis sido comprados por precio; glorificad, pues, a Dios en vuestro cuerpo y en vuestro espíritu, los cuales son de Dios.”

Vamos a analizar un poco más los elementos de nuestro ser:
El cuerpo.- Siendo él templo del Espíritu Santo, debemos conservarlo bien alimentado y saludable, además de vestirlo sencillamente y con decencia.

El alma.- Sabemos que en ella se concentran la mente, las emociones y la voluntad. Como la mente es una de las partes que están dentro del alma, debemos llenarla con la Palabra de Dios. No desperdiciemos el tiempo llenándola con otras cosas que no son provechosas.

El espíritu.- Es la parte más importante de nuestro ser, pues es ella la que siempre está en contacto con Dios. Es el soplo de vida que Dios nos infundió, como lo hizo con Adán cuando lo creó.
Génesis 2:7
“Entonces Jehová Dios formó al hombre del polvo de la tierra, y sopló en su nariz aliento de vida, y fue el hombre un ser viviente.”

3 .- Libérese de las deudas.- Es básico salir de ellas. Hay unas serie
      de cosas que nos pueden ayudar a hacerlo:

Haga un presupuesto, y no lo viole. Si le es posible, enliste sus gastos
Los caprichos personales, que no son una necesidad urgente, debe uno complacerlos con fondos excedentes, después de haber liquidado
todas las deudas.
Según el plan de Dios, no está mal complacer nuestros caprichos, pero debemos tener control sobre la complacencia que a ellos hacemos.

Identifique cuáles son los caprichos esenciales para la vida.- Una persona endeudada no debe hacer gastos que no sean esenciales para su vida, por ejemplo: es mejor que usted aprenda a reparar cosas que se averíen en el hogar, a tener que gastar en un especialista. Desarrollemos una actitud de conservación y aprovechamiento, y ponerla en práctica cuando se requiera.

Piense antes de gastar.- dígase a sí mismo: “¿Esto es una necesidad, un gusto o un capricho? ¿Es costoso el mantenimiento de lo que quiero comprar, o de lo que estoy comprando?”

Deje de comprar a crédito.- Hay que tener mucho cuidado con las tarjetas de crédito, y con el fiado en la tienda de la esquina.
Procure hacer compras, lo más posible, con efectivo, para no tener que usar la tarjeta de crédito.

Planee el pago de la cuota por lo firmado, o si no la usa, por el derecho de portar una tarjeta de crédito.

Aprenda a ahorrar.- Empiece a ahorrar una pequeña cantidad de dinero en forma regular, si es posible. Su ahorro puede ayudarle a salir de algunos imprevistos.
Proverbios 21:20
“Tesoro precioso y aceite hay en la casa del sabio; Mas el hombre insensato todo lo disipa.”

Aprenda a dar, y dé. La única motivación para ello es el amor.
2 Corintios 9:7
“Cada uno dé como propuso en su corazón: no con tristeza, ni por necesidad, porque Dios ama al dador alegre.”

¿A quién o a quiénes dar?
1 .- A Dios.
2 .- A su pastor.
      Gálatas 6:6
      “El que es enseñado en la palabra, haga partícipe de toda cosa
      buena al que lo instruye.”

3 .- A sus hermanos en la fe y su familia.
      Gálatas 6:9
      “No nos cansemos, pues, de hacer bien; porque a su tiempo
      segaremos, si no desmayamos.”

4 .- Al extranjero, a la viuda y al huérfano.
      Deuteronomio 26:12
      “Cuando acabes de diezmar todo el diezmo de tus frutos en el
      año tercero, el año del diezmo, darás también al levita, al
      extranjero, al huérfano y a la viuda; y comerán en tus aldeas,
      y se saciarán.”

5 .- A los pobres.
      Proverbios 19:17
      “A Jehová presta el que da al pobre, Y el bien que ha hecho, se lo
      volverá a pagar.”

Aceptemos la provisión de Dios.- Para disfrutar de paz en el área financiera, debemos aceptar la provisión de Dios para dirigir nuestra vida.
No olvidemos que la voluntad de Dios se puede llevar a cabo a través de la falta de fondos, o sea que cada cristiano debe aprender a vivir con lo que Dios le da, resistiendo los deseos de obtener más riqueza y bienes materiales, de manera deshonesta.
Filipenses 4:11-13
“No lo digo porque tenga escasez, pues he aprendido a contentarme, cualquiera que sea mi situación.
Sé vivir humildemente, y sé tener abundancia; en todo y por todo estoy enseñado, así para estar saciado como para tener hambre, así para tener abundancia como para padecer necesidad.
Todo lo puedo en Cristo que me fortalece.”

Desarrolle una conciencia limpia.- Incluya en esto, las prácticas comerciales y los negocios propios. Puede que esto incluya restitución y cambio de actitud.
Lucas 19:2-8
Y sucedió que un varón llamado Zaqueo, que era jefe de los publicanos, y rico,
procuraba ver quién era Jesús; pero no podía a causa de la multitud, pues era pequeño de estatura.
Y corriendo delante, subió a un árbol sicómoro para verle; porque había de pasar por allí.
Cuando Jesús llegó a aquel lugar, mirando hacia arriba, le vio, y le dijo: Zaqueo, date prisa, desciende, porque hoy es necesario que pose yo en tu casa.
Entonces él descendió aprisa, y le recibió gozoso.
Al ver esto, todos murmuraban, diciendo que había entrado a posar con un hombre pecador.
Entonces Zaqueo, puesto en pie, dijo al Señor: He aquí, Señor, la mitad de mis bienes doy a los pobres; y si en algo he defraudado a alguno, se lo devuelvo cuadruplicado.”
Hebreos 12:14
“Seguid la paz con todos, y la santidad, sin la cual nadie verá al Señor.”

Ponga a otros en primer lugar.- Esto no significa que usted se deje pisotear de otros, sino que usted no debe obtener ganancias robando a los demás. Trate a los demás como usted quiere ser tratado.
Mateo 7:12
“Así que, todas las cosas que queráis que los hombres hagan con vosotros, así también haced vosotros con ellos; porque esto es la ley y los profetas.”

Administre su tiempo.- Si usted pierde algo material, puede recuperarlo; pero si desperdicia el tiempo, usted lo hace para siempre. En otras palabras, no lo recupera ya más.
El tiempo es su mejor recurso. Seamos los cristianos personas de prioridades.
Salmos 91:14-16
“Por cuanto en mí ha puesto su amor, yo también lo libraré; Le pondré en alto, por cuanto ha conocido mi nombre.
Me invocará, y yo le responderé; Con él estaré yo en la angustia; Lo libraré y le glorificaré.
Lo saciaré de larga vida, Y le mostraré mi salvación.”

Prioridades que los cristianos debemos tener:
a)    Nuestra relación con Dios.
b)    La familia.- Enseñarles la Palabra de Dios a los demás
                      miembros de la familia, y orar juntos.
c)    El trabajo.
d)    Su Iglesia, su grupo social, sus vecinos, su diversión, etc.

No confíe en las riquezas, ni trate de obtenerlas rápidamente.- Si usted no es rico, no se apresure a obtenerlas velozmente.
La cultura de nuestra sociedad ha impuesto la cultura contraria a la Palabra de Dios, pero Dios dice lo contrario.
Proverbios 11:28
“El que confía en sus riquezas caerá; Mas los justos reverdecerán como ramas.”

Proverbios 23:4-5
“No te afanes por hacerte rico; Sé prudente, y desiste.
¿Has de poner tus ojos en las riquezas, siendo ningunas? Porque se harán alas Como alas de águila, y volarán al cielo.”

Proverbios 21:5
“Los pensamientos del diligente ciertamente tienden a la abundancia; Mas todo el que se apresura alocadamente, de cierto va a la pobreza.”

Evite lujos y excesos.- Negarse lujos y confiar sólo en Dios para todo en su vida, es el camino a la prosperidad.
1 de Pedro 3:3-4
“Vuestro atavío no sea el externo de peinados ostentosos, de adornos de oro o de vestidos lujosos,
sino el interno, el del corazón, en el incorruptible ornato de un espíritu afable y apacible, que es de grande estima delante de Dios.”

Busque el consejo profesional cristiano.- Cuando tenga dudas, busque a alguien que pueda ayudarle, aconsejarle, enseñarle sobre algún tema, etc., para tomar decisiones acertadas.
Proverbios 15:22
“Los pensamientos son frustrados donde no hay consejo; Mas en la multitud de consejeros se afirman.”

Sea diligente en todo, y haga todo como para Dios.- Debemos confiar de todo corazón en Dios, pero sin dejar de hacer nuestro trabajo. A Dios le agrada mucho la gente que se esfuerza para lograr sus metas.
También implica no salir aval por otro.
Proverbios 10:4
“La mano negligente empobrece; Mas la mano de los diligentes enriquece.”

Proverbios 22:26
“No seas de aquellos que se comprometen, Ni de los que salen por fiadores de deudas.”

Siempre oiga la voz apacible de nuestro espíritu, y la voz autoritaria del Espíritu Santo.- Cualquiera que sea la decisión que usted tome, espero a oír primero el consejo de nuestro Dios.
¿Cómo se logra esto? Orando, pidiéndole a Dios consejos específicos y guardando la calma hasta oír nuestra conciencia o la voz autoritaria del Espíritu Santo en nuestro interior.
Proverbios 20:27
“Lámpara de Jehová es el espíritu del hombre, La cual escudriña lo más profundo del corazón.”

Gálatas 5:25
“Si vivimos por el Espíritu, andemos también por el Espíritu.”

El varón es el proveedor de su familia.- Trabaje todo lo que pueda, gane todo lo que pueda y dé todo lo que pueda.
Si su esposa trabaja también, hagan ambos una bolsa común, proveyendo para los gastos necesarios del hogar, incluyendo la provisión para deudas, desde luego, después de haber descontado del total de ingresos, lo que ambos van a ofrendar en la Iglesia.


1 de Timoteo 5:7-8
“Manda también estas cosas, para que sean irreprensibles;
porque si alguno no provee para los suyos, y mayormente para los de su casa, ha negado la fe, y es peor que un incrédulo.”

3 de Juan 2
“Amado, yo deseo que tú seas prosperado en todas las cosas, y que tengas salud, así como prospera tu alma.”

Pidámosle a Dios sabiduría para saber administrar nuestro dinero, pues Dios quiere que tengamos éxito y libertad financiera.

A nosotros nos corresponde andar en obediencia a Dios, y reclamar por fe lo que ya está decretado en los cielos, y dando pasos efectivos y diligentes para ver nuestra libertad financiera aquí en la Tierra.
Isaías 1:18-19
“Venid luego, dice Jehová, y estemos a cuenta: si vuestros pecados fueren como la grana, como la nieve serán emblanquecidos; si fueren rojos como el carmesí, vendrán a ser como blanca lana.
Si quisiereis y oyereis, comeréis el bien de la tierra;”

No nos queda más que saber cuál es el propósito de la prosperidad: ayudar a otros que no tienen suficiente dinero, compartir con otros en sus necesidades materiales, pero también en sus necesidades espirituales.

Proverbios 3:28
“No digas a tu prójimo: Anda, y vuelve, Y mañana te daré, Cuando tienes contigo qué darle.”

El pueblo de Dios debe prosperar para cumplir la gran comisión.
Mateo 28:19
“Por tanto, id, y haced discípulos a todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo;
enseñándoles que guarden todas las cosas que os he mandado; y he aquí yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo. Amén.”

Si usted no puede ir ahora y hacer discípulos, dé a otro para que vaya.
2 de Corintios 9:8-11
“Y poderoso es Dios para hacer que abunde en vosotros toda gracia, a fin de que, teniendo siempre en todas las cosas todo lo suficiente, abundéis para toda buena obra;
como está escrito: Repartió, dio a los pobres; Su justicia permanece para siempre.
Y el que da semilla al que siembra, y pan al que come, proveerá y multiplicará vuestra sementera, y aumentará los frutos de vuestra justicia,
para que estéis enriquecidos en todo para toda liberalidad, la cual produce por medio de nosotros acción de gracias a Dios.”

Este pasaje quiere decir que Dios suple de medios económicos y de sabiduría a aquellos cristianos que van y hacen discípulos, cumpliendo así la gran comisión.


Dios les bendiga.

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