miércoles, 30 de julio de 2014

"El cristiano frente a la adversidad."

“El cristiano frente a la adversidad.”

Por: Rafael Carrasco.

Es ya una costumbre que las adversidades forman parte de nuestra vida diaria aquí en la Tierra. De hecho, es de por sí forzoso el que aprendamos a vivir con ellas, no significando eso que nos conformemos a que ellas nos venzan, sino a ser esforzados y valientes, como en alguna ocasión Dios lo mandó a Josué.
Josué 1:9
“Mira que te mando que te esfuerces y seas valiente; no temas ni desmayes, porque Jehová tu Dios estará contigo en dondequiera que vayas.”

Es bueno saber que no por méritos propios vamos a agradar a Dios, porque eso sería vanagloria de nuestra parte. Sería un acto de vanidad nuestra reconocer nuestros propios esfuerzos y no darle el crédito muy merecido que Dios necesita oír de nuestra parte.
Todos los seres humanos somos hechura de Dios, y nosotros nadie somos para querer obligar a Dios a amoldarse a nuestra forma de ser. Lo correcto es que nosotros nos amoldemos a la forma de ser de Él.
Levítico 11:45
“Porque yo soy Jehová, que os hago subir de la tierra de Egipto para ser vuestro Dios: seréis, pues, santos, porque yo soy santo.”
1 de Pedro 1:15-16
“sino, como aquel que os llamó es santo, sed también vosotros santos en toda vuestra manera de vivir;
porque escrito está: Sed santos, porque yo soy santo.”

Ahora bien, ¿cómo podríamos nosotros aprovechar las muchas bendiciones de Dios para nuestra vida? Muy sencillo: procurando hacer Su voluntad, y no la nuestra.
Recordemos que no somos dueños de nuestra propia vida, como piensa mucha gente mundana, sino que ahora Cristo nos compró por precio de sangre, un muy alto costo, por cierto.
Por lo tanto, el que digamos: “es mi vida; yo puedo hacer lo que se me antoje” es un disparate.
Salmos 100:3
“Reconoced que Jehová es Dios;
El nos hizo, y no nosotros a nosotros mismos;
Pueblo suyo somos, y ovejas de su prado.
1 de Corintios 7:23
“Por precio fuisteis comprados; no os hagáis esclavos de los hombres.”

En este último pasaje bíblico, el apóstol Pablo nos exhorta a no ser copartícipes de las costumbres pecaminosas de las personas que no tienen a Cristo en su alma. Eso es ser esclavo de los hombres, y en consecuencia es ser esclavo del pecado.

Se ha comprobado que para tener una vida victoriosa, necesitamos adoptar lo que la Biblia nos enseña con respecto a las adversidades que continuamente tenemos. Tristemente, no podemos evitar las adversidades en nuestro diario vivir.
Juan 16:33
“Estas cosas os he hablado para que en mí tengáis paz. En el mundo tendréis aflicción; pero confiad, yo he vencido al mundo.”

Dios no quiere que seamos víctimas de las adversidades, sino victimarios de ellas. En otras palabras, Dios quiere que venzamos al mal con el bien.

Si David no se hubiera esforzado (o sea, haber puesto de su parte) para enfrentarse al gigante Goliat, y no hubiera asimismo puesto su confianza en Dios de que lo vencería, sería seguro que Goliat lo hubiera matado.
David se sentía harto de que una persona como Goliat humillara al pueblo de Dios.

De la misma manera nosotros, debemos sentirnos hartos de las adversidades que se cruzan en nuestra vida, y en el Nombre de Jesús enfrentarlas.

No quiere decir esto que todo lo dejemos a Dios; esto es, “no debemos sentarnos en nuestros laureles”, sino debemos primeramente hacernos el propósito e inmediatamente tomar la acción de enfrentar nuestras adversidades diarias.

No hay mejor cosa que “sumergirnos” en la voluntad de Dios, porque obedecer a Dios es lo más acertado para nuestra vida.
Hay varios factores que se consideran como adversidades, cuyas consecuencias comunes podrían ser el estrés o la depresión, dependiendo de la naturaleza de la adversidad que estemos enfrentando.

¿Qué es lo que determina que el cristiano tenga una vida espiritual menguante o victoriosa? Las actitudes que tomamos con respecto a las circunstancias.

Tener una mentalidad de derrota y de poca perseverancia antes de enfrentar una adversidad de nada ayuda a una persona. Una persona en tal situación ya está declarándose vencida, en vez de ser una vencedora.
Lo que debemos hacer entonces es tener una mente positiva, y decir lo que el apóstol Pablo en Filipenses 4:13
“Todo lo puedo en Cristo que me fortalece.”

Si dejamos que Cristo nos fortalezca, en vez de ir a la guerra con nuestras propias armas, de seguro saldremos victoriosos, porque cada adversidad, grande o pequeña, deben ser consideradas como el gigante Goliat. No quiero decir que seamos exagerados, sino a darles la importancia que en realidad tienen, y enfrentarlas sabiamente, con la ayuda de Dios, primeramente.

La palabra de Dios nos enseña que debemos cambiar actitudes con respecto a las circunstancias difíciles que se nos presentan.

Otra cosa que debemos hacer es desechar la opinión que tenemos de nosotros mismos, porque es mejor preocuparnos por lo que Dios opine de nosotros. 

Otra cosa también importante es dejar de asumir una actitud temerosa.

Lo que Dios quiere que hagamos es que lo hagamos pronto, a la voz de “ya”.
En muchos de los casos, nosotros los creyentes hemos sido tan perezosos en luchar por poseer las bendiciones de Dios, que en consecuencia no vemos resultados.

Dice la Biblia en 1 de Juan 4:4
“Hijitos, vosotros sois de Dios, y los habéis vencido; porque mayor es el que está en vosotros, que el que está en el mundo.”

Este pasaje significa que los creyentes hemos vencido a los espíritus de demonios, a los falsos profetas que querían engañarnos cuando aun no éramos siervos del Señor, y el que está sometiendo al mundo por ahora es el diablo, pero más grande que él es el Espíritu Santo que está ahora en nosotros, cuando aceptamos a Cristo como nuestro Salvador personal.

La Biblia nos muestra cosas importantes para declarar en nuestro camino espiritual: palabras o pensamientos de fe, de victoria para que, al ser ellas parte de nosotros, obtengamos resultados positivos y nos hagan avanzar.

Sigamos peleando, sigamos hacia delante. No huyamos como cobardes de las adversidades que se nos presentan a diario. Busquemos, con la ayuda de Dios, las soluciones más adecuadas para tales circunstancias.
Hay muchas veces adversidades que no son fáciles de vencer, y otras que sí lo son.
Hay muchas veces adversidades que pueden durar mucho tiempo, y otras que son de corta duración.

¿Quiere usted optar por ser una persona de éxito en su diario vivir? Acepte hoy a Cristo como su Salvador personal, y verá tremendos resultados. Cada persona que hemos dado ese valiente paso de fe podemos dar testimonio de lo que Cristo ha hecho en nuestras vidas.
Puede invitar a Cristo a su vida, de esta forma:

“Señor Padre celestial: vengo a Ti humillado y arrepentido de todo el mal que hecho en mi vida, y es mi deseo desde ahora ser una persona diferente. Te ruego que Tu Hijo Jesucristo entre en mi vida, y sea Él Quien me dirija el resto de mis días. Quiero también que Tu Espíritu Santo me llene, y llegue yo a ser ejemplo de vida y bendición para otras personas, amén.”

Para concluir: cambiemos la actitud de menospreciar a Dios, y valoremos lo que Él nos ha dado.
Miqueas 6:8
“Oh hombre, él te ha declarado lo que es bueno, y qué pide Jehová de ti: solamente hacer justicia, y amar misericordia, y humillarte ante tu Dios.”

Dios les bendiga.


No hay comentarios:

Publicar un comentario