“¿Qué piensa Dios del amor?”
Por:
Rafael Carrasco.
¿Cómo definimos los humanos al amor?
Comúnmente lo definimos como un buen y noble sentimiento hacia otra persona,
animal o cosa.
Ahora bien, ¿cómo lo define el diccionario?
Un intenso afecto por otra persona, basado en lazos familiares o personales.
Habitualmente, este “intenso afecto” tiene
sus raíces en una atracción sexual por la otra persona.
Nosotros decimos amar o amamos a otros
cuando somos atraídos a ellos o cuando nos hacen sentir bien.
En la definición de amor según el
diccionario, encontramos 2 palabras interesantes: “basado en”. Esta frase,
implica que amamos de manera condicional; en otras palabras, amamos a
otros porque ellos cumplen una condición que nosotros requerimos, antes
de que nosotros podamos amarlos.
¿Cuántas veces hemos escuchados frases como
éstas: “te amo porque eres linda”, “te amo porque me cuidas”, “te amo porque es
divertido estar contigo”?
Indudablemente, muchas veces.
Tristemente, nuestro amor (que es amor
sentimental) se basa en emociones que pueden cambiar de un momento a
otro.
El porcentaje de divorcios es
extremadamente alto en la sociedad actual, porque los esposos “supuestamente
dejan de amarse mutuamente”.
Podrían estar atravesando por un “bache
matrimonial”, y ya no sienten amor mutuo, por lo que se dan por vencidos y se
divorcian.
¿Puede alguien comprender el amor
incondicional? Parece ser que el amor de muchos padres hacia sus hijos es
lo más cercano que podemos ver de un amor incondicional, sin la ayuda del amor
de Dios en la vida de los padres.
Los padres toman la decisión de amar a sus
hijos, aunque los consideren “no merecedores” de ese amor, cuando los hijos son
groseros y desagradecidos con ellos.
Este amor es el llamado amor filial,
y es similar al amor de Dios por nosotros.
A diferencia del amor filial, el amor que
Dios siente por nosotros TRASCIENDE la definición humana de amor, a un punto
que nos es difícil entender.
¿Cómo define Dios al amor?
1 de Juan 4:8
“El que no ama, no ha conocido a Dios;
porque Dios es amor.”
Claramente se nos enseña que Dios es la
definición más grande de amor.
Ahora bien, el amor que Dios siente por
nosotros es llamado amor ágape.
Amor ágape es aquel amor desinteresado,
fiel e incondicional. Si nosotros somos groseros y desagradecidos con Dios,
Él no deja de amarnos, aunque Le digamos lo peor, aunque tengamos las peores
actitudes hacia Él.
Hay muchos pasajes bíblicos que hablan del
amor, pero el más conocido es Juan 3:16
“Porque de tal manera amó Dios al mundo,
que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se
pierda, mas tenga vida eterna.”
Así, pues, una de las maneras en que Dios
define al amor es: en el acto de entrega por nosotros.
Este es un amor asombroso, porque nosotros
somos quienes escogemos estar separados de Dios por nuestro propio pecado, y
aun así es Dios quien enmienda esta “separación” por medio de Su intenso
sacrificio personal, y todo lo que tenemos que hacer es aceptar por fe Su
obsequio.
Otro gran texto, lo es Romanos 5:8
“Mas Dios muestra su amor para con
nosotros, en que siendo aún pecadores, Cristo murió por nosotros.”
Tanto en Juan 3:16 como en Romanos 5:8, no
encontramos condición alguna de la cual dependa el amor que Dios tiene por
nosotros.
Dios quiere que sepamos que Su amor es
incondicional; por ello envió a Su Hijo Cristo a morir por nosotros,
mientras nosotros aun éramos pecadores. Y al respecto, hay que enfatizar que cada
ser humano que nace físicamente, está automáticamente separado de Dios,
a causa del pecado de Adán y Eva, y por lo tanto se hace necesario que cada
ser humano se reconcilie con Dios a través de la fe en Cristo Su Hijo.
El que seamos hijos de Dios no nos va a
quitar, en manera alguna, que sigamos expuestos a tentaciones, a enfermedades y
a las aflicciones de la vida cotidiana, puesto que aun somos carne y sangre,
prototipo del pecado. Pero espiritualmente somos salvos por la fe en
Jesús.
1 de Pedro 5:6-7
“Humillaos, pues, bajo la poderosa mano
de Dios, para que él os exalte cuando fuere tiempo;
echando toda vuestra ansiedad sobre él,
porque él tiene cuidado de vosotros.”
Dios promete cuidar de nosotros y nos
aconseja sabiamente cómo resistir al diablo, para que él huya de nosotros.
Santiago 4:7
“Someteos, pues, a Dios; resistid al
diablo, y huirá de vosotros.”
También Dios nos enseña cómo Suplicarle
sanidad por nuestro cuerpo.
Salmos 41:1-13
“1Bienaventurado el que piensa en el pobre;
En el día malo lo librará Jehová.
2 Jehová lo guardará, y le dará vida; Será
bienaventurado en la tierra, Y no lo entregarás a la voluntad de sus enemigos.
3 Jehová lo sustentará sobre el lecho del
dolor; Mullirás toda su cama en su enfermedad.
4 Yo dije: Jehová, ten misericordia de mí;
Sana mi alma, porque contra ti he pecado.
5 Mis enemigos dicen mal de mí, preguntando:
¿Cuándo morirá, y perecerá su nombre?
6 Y si vienen a verme, hablan mentira; Su
corazón recoge para sí iniquidad, Y al salir fuera la divulgan.
7 Reunidos murmuran contra mí todos los que
me aborrecen; Contra mí piensan mal, diciendo de mí:
8 Cosa pestilencial se ha apoderado de él;
Y el que cayó en cama no volverá a levantarse.
9 Aun el hombre de mi paz, en quien yo
confiaba, el que de mi pan comía, Alzó contra mí el calcañar.
10 Mas tú, Jehová, ten misericordia de mí,
y hazme levantar, Y les daré el pago.
11 En esto conoceré que te he agradado, Que
mi enemigo no se huelgue de mí.
12 En cuanto a mí, en mi integridad me has
sustentado, Y me has hecho estar delante de ti para siempre.
13 Bendito sea Jehová, el Dios de Israel,
Por los siglos de los siglos. Amén y Amén.”
También Dios nos enseña cómo Suplicarle
para sobrellevar nuestras aflicciones en Su poder.
Sobrellevar nuestras aflicciones en Su
poder significa dejar a Dios el control de todo aquello que nos
angustia o nos aflige.
Juan 16:33
“Estas cosas os he hablado para que en mí
tengáis paz. En el mundo tendréis aflicción; pero confiad, yo
he vencido al mundo.”
Romanos 12:21
“No seas vencido de lo malo, sino vence con
el bien el mal.”
Su amor por nosotros siempre ha existido
y por ello Él entregó todo y sacrificó todo mucho antes de que estuviéramos
conscientes de que necesitábamos de Su amor.
Dios es amor, y Su amor es muy diferente
al amor humano. El amor de Dios, como hemos visto, es incondicional,
fiel y desinteresado, y “no se basa en sentimientos o en emociones, como el
amor de nosotros los humanos”.
Dios no nos ama porque seamos fáciles de
amar o porque Le hagamos sentir bien; Él nos ama porque Él es amor. Él
nos creó para tener una relación espiritual de amor con Él, y sacrificó a Su
propio Hijo para restaurar esa relación, que fue contaminada con el
pecado de Adán y Eva, por influencia del diablo (que el Señor reprenda en el
nombre de Jesús).
Ahora bien, ¿qué piensa Dios del amor?
Simplemente piensa que nosotros debemos amarlo a Él, y que amemos a nuestro
prójimo como nos amamos a nosotros mismos.
1 de Juan 4:19
“Nosotros le amamos a él, porque él nos
amó primero.”
Marcos 12:29-31
“Jesús le respondió: El primer mandamiento
de todos es: Oye, Israel; el Señor nuestro Dios, el Señor uno es.
Y amarás al Señor tu Dios con todo tu
corazón, y con toda tu alma, y con toda tu mente y con todas tus fuerzas. Este
es el principal mandamiento.
Y el segundo es semejante: Amarás a tu
prójimo como a ti mismo. No hay otro mandamiento mayor que éstos.”
Dios les bendiga.