“Hijos avergonzados de los padres.”
Por: Rafael Carrasco
Es tan importante que usted conozca de este asunto, porque el título de este tema no es una broma; es en realidad todo un acontecimiento que, tarde o temprano, va a sucedernos.
No hay familia en la cual no existan problemas, pero aun más, el hecho de que los hijos lleguen a avergonzarse de sus padres.
Es común que los hijos se sientan avergonzados de tener padres de edad avanzada, cuando normalmente los padres contraen matrimonio en edad madura, y tienen hijos que los miran lo suficientemente viejos como para avergonzarse de ellos. En este caso, lo primero que ocurre es que cuando un niño se da cuenta de que el papá o la mamá no pueden jugar con ellos en actividades que requieren mucho movimiento, ese niño empieza por decepcionarse de ellos y, acto seguido, viene en consecuencia que el niño se avergüence de sus padres.
Otra de las causas para que los niños se avergüencen de sus padres, es que alguno de ellos tenga un vicio, y el padre o la madre viciosa “ofrezcan espectáculo público”.
Otra causa es que al padre o la madre le guste hablar malas palabras.
En otro de los casos, tiene mucho que ver que el padre o la madre provengan de una familia de mala reputación.
Otro caso de la vergüenza de los hijos hacia los padres, es que el padre o la madre, o ambos, hagan actos deshonestos como por ejemplo: corruptores de menores, o ladrones, etc.
Y por último, tenemos el caso de que el padre o la madre no tengan la debida preparación escolar.
En la Biblia se nos enseña que honremos a nuestros padres, sean como ellos sean.
Éxodo 20:12 “Honra a tu padre y a tu madre, para que tus días se alarguen en la tierra que Jehová tu Dios te da.”
El que los honremos significa que los obedezcamos y que los respetemos.
Tal vez para muchos hijos sea cosa demasiado difícil el ir con sus padres a disculparse con ellos, pero hay que hacerlo. Sería tremendo que el día de mañana uno de los padres muriera y, ¿cómo va a quedar la conciencia del hijo ingrato, si no se disculpó con él o ella? Seguramente que lo va a atormentar por el resto de su vida.
También en la Biblia encontramos cosas que Dios nos mandó a nosotros los hijos con respecto a nuestros padres:
Proverbios 23:22 “Oye a tu padre, a aquel que te engendró; y cuando tu madre envejeciere, no la menosprecies.”
Hay una anécdota muy ejemplar de un joven que fue a buscar un trabajo de gerente. Tiene una enseñanza muy grande sobre cómo hay que valorar al padre o a la madre responsable para con sus hijos:
Un joven fue a solicitar un puesto gerencial en una empresa grande. Pasó la entrevista inicial y ahora iba a conocer al director para la entrevista final. El director vio en su CV sus logros académicos y eran excelentes. Y le preguntó: " ¿Recibió alguna beca en la escuela?" el joven respondió "no".
"¿Fue tu padre quien pagó tu colegiatura? "
" Mi padre murió cuando yo tenía un año de edad, fue mi madre la que pagó. "-respondió.
"¿Dónde trabaja tu madre? "
"Mi madre trabajaba lavando ropa."
El director pidió al joven que le mostrara sus manos. El joven mostró un par de manos suaves y perfectas.
"¿Alguna vez has ayudado a tu madre a lavar la ropa? "
"Nunca, mi madre siempre quiso que estudiara y leyera más libros. Además, mi madre puede lavar la ropa más rápido que yo.
El director dijo: "Tengo una petición: cuando vayas a casa hoy, ve y lava las manos de tu madre, y luego ven a verme mañana por la mañana."
El joven sintió que su oportunidad de conseguir el trabajo era alta. Cuando regresó a su casa le pidió a su madre que le permitiera lavar sus manos. Su madre se sintió extraña, feliz pero con sentimientos encontrados y mostró sus manos a su hijo.
El joven lavó las manos de su madre poco a poco. Rodó una lágrima al hacerlo. Era la primera vez que se daba cuenta de que las manos de su madre estaban tan arrugadas y tenían tantos moratones. Algunos hematomas eran tan dolorosos que su madre se estremeció cuando él la tocó.
Esta fue la primera vez que el joven se dio cuenta de lo que significaban este par de manos que lavaban la ropa todos los días para poder pagar su colegiatura. Los moretones en las manos de la madre eran el precio que tuvo que pagar por su educación, sus actividades de la escuela y su futuro.
Después de limpiar las manos de su madre, el joven se puso a lavar en silencio toda la ropa que faltaba.
Esa noche, madre e hijo hablaron durante un largo tiempo.
A la mañana siguiente, el joven fue a la oficina del director.
El director se dio cuenta de las lágrimas en los ojos del joven cuando le preguntó: "¿Puedes decirme qué has hecho y aprendido ayer en tu casa?"
El joven respondió: "lavé las manos de mi madre y también terminé de lavar toda la ropa que quedaba"
"Ahora sé lo que es apreciar, reconocer. Sin mi madre, yo no sería quien soy hoy. Al ayudar a mi madre ahora me doy cuenta de lo difícil y duro que es conseguir hacer algo por mi cuenta. He llegado a apreciar la importancia y el valor de ayudar a la familia.
El director dijo: "Esto es lo que yo busco en un gerente. Quiero contratar a una persona que pueda apreciar la ayuda de los demás, una persona que conoce los sufrimientos de los demás para hacer las cosas, y una persona que no ponga el dinero como su única meta en la vida". "Estás contratado".
Un niño que ha sido protegido y habitualmente se le ha dado lo que él quiere, desarrolla una "mentalidad de tengo derecho" y siempre se pone a sí mismo en primer lugar. Ignoraría los esfuerzos de sus padres. Si somos este tipo de padres protectores ¿realmente estamos demostrando el amor o estamos destruyendo a nuestros hijos?
Puedes dar a tu hijo una casa grande, buena comida, clases de piano, ver en una gran pantalla de televisión. Pero cuando estás cortando el césped, por favor que también lo experimente. Después de comer que lave sus platos junto con sus hermanos y hermanas. No es porque no tengas dinero para contratar quien lo haga, es porque quieres amarlos de la manera correcta. No importa cuán rico seas, lo que quieres es que entienda. Un día tu pelo tendrá canas, igual que la madre de ese joven. Lo más importante es que tu hijo aprenda a apreciar el esfuerzo y tenga la experiencia de la dificultad y aprenda la habilidad de trabajar con los demás para hacer las cosas.
"¿Fue tu padre quien pagó tu colegiatura? "
" Mi padre murió cuando yo tenía un año de edad, fue mi madre la que pagó. "-respondió.
"¿Dónde trabaja tu madre? "
"Mi madre trabajaba lavando ropa."
El director pidió al joven que le mostrara sus manos. El joven mostró un par de manos suaves y perfectas.
"¿Alguna vez has ayudado a tu madre a lavar la ropa? "
"Nunca, mi madre siempre quiso que estudiara y leyera más libros. Además, mi madre puede lavar la ropa más rápido que yo.
El director dijo: "Tengo una petición: cuando vayas a casa hoy, ve y lava las manos de tu madre, y luego ven a verme mañana por la mañana."
El joven sintió que su oportunidad de conseguir el trabajo era alta. Cuando regresó a su casa le pidió a su madre que le permitiera lavar sus manos. Su madre se sintió extraña, feliz pero con sentimientos encontrados y mostró sus manos a su hijo.
El joven lavó las manos de su madre poco a poco. Rodó una lágrima al hacerlo. Era la primera vez que se daba cuenta de que las manos de su madre estaban tan arrugadas y tenían tantos moratones. Algunos hematomas eran tan dolorosos que su madre se estremeció cuando él la tocó.
Esta fue la primera vez que el joven se dio cuenta de lo que significaban este par de manos que lavaban la ropa todos los días para poder pagar su colegiatura. Los moretones en las manos de la madre eran el precio que tuvo que pagar por su educación, sus actividades de la escuela y su futuro.
Después de limpiar las manos de su madre, el joven se puso a lavar en silencio toda la ropa que faltaba.
Esa noche, madre e hijo hablaron durante un largo tiempo.
A la mañana siguiente, el joven fue a la oficina del director.
El director se dio cuenta de las lágrimas en los ojos del joven cuando le preguntó: "¿Puedes decirme qué has hecho y aprendido ayer en tu casa?"
El joven respondió: "lavé las manos de mi madre y también terminé de lavar toda la ropa que quedaba"
"Ahora sé lo que es apreciar, reconocer. Sin mi madre, yo no sería quien soy hoy. Al ayudar a mi madre ahora me doy cuenta de lo difícil y duro que es conseguir hacer algo por mi cuenta. He llegado a apreciar la importancia y el valor de ayudar a la familia.
El director dijo: "Esto es lo que yo busco en un gerente. Quiero contratar a una persona que pueda apreciar la ayuda de los demás, una persona que conoce los sufrimientos de los demás para hacer las cosas, y una persona que no ponga el dinero como su única meta en la vida". "Estás contratado".
Un niño que ha sido protegido y habitualmente se le ha dado lo que él quiere, desarrolla una "mentalidad de tengo derecho" y siempre se pone a sí mismo en primer lugar. Ignoraría los esfuerzos de sus padres. Si somos este tipo de padres protectores ¿realmente estamos demostrando el amor o estamos destruyendo a nuestros hijos?
Puedes dar a tu hijo una casa grande, buena comida, clases de piano, ver en una gran pantalla de televisión. Pero cuando estás cortando el césped, por favor que también lo experimente. Después de comer que lave sus platos junto con sus hermanos y hermanas. No es porque no tengas dinero para contratar quien lo haga, es porque quieres amarlos de la manera correcta. No importa cuán rico seas, lo que quieres es que entienda. Un día tu pelo tendrá canas, igual que la madre de ese joven. Lo más importante es que tu hijo aprenda a apreciar el esfuerzo y tenga la experiencia de la dificultad y aprenda la habilidad de trabajar con los demás para hacer las cosas.
Algo que podemos encontrar aquí es que si un hijo está mal enseñado por sus padres a no ayudar en casa con las cosas del hogar, ese hijo sufrirá en el futuro cuando tenga que salir de su casa para estudiar alguna carrera, o porque se case. Sufrirá porque no será capaz, por ejemplo, de saber freír un huevo, o de lavar su ropa, o de tender su cama.
Está por demás decir que si un hijo se avergüenza de sus padres, pero también esos padres educaron mal a ese hijo, el hijo mismo vendrá a ser víctima de que, si se casa, su pareja se avergüence de él, por resultar inútil para ayudar en las labores de la casa, ya que el matrimonio es una responsabilidad compartida por la pareja. No es la responsabilidad solamente de uno de los cónyuges.
Para terminar, me despido con una pregunta, ¿cuál es su opinión acerca de valorar el esfuerzo de unos verdaderos padres de familia?
Dios les bendiga.
No hay comentarios:
Publicar un comentario