domingo, 8 de febrero de 2015

"La embriaguez en la Biblia."

“La embriaguez en la Biblia.”

Por: Rafael Carrasco.

Varios pasajes bíblicos animan a la gente a alejarse del alcohol. Algunos ejemplos de ellos, son:
Levítico 10:9
“Tú, y tus hijos contigo, no beberéis vino ni sidra cuando entréis en el tabernáculo de reunión, para que no muráis; estatuto perpetuo será para vuestras generaciones,”

Proverbios 20:1
“El vino es escarnecedor, la sidra alborotadora, Y cualquiera que por ellos yerra no es sabio.”

La palabra vino viene del vocablo hebreo “yayin”, y del vocablo griego “oinos”.

La Biblia no necesariamente prohíbe a un cristiano beber cualquier bebida que contenga alcohol. Más bien, prohíbe embriagarse.
Efesios 5:18
No os embriaguéis con vino, en lo cual hay disolución; antes bien sed llenos del Espíritu,”

En el pasaje anterior notemos que dice: “en lo cual hay disolución”. Disolución, en este pasaje, significa que uno de los efectos de estar embriagado es la conducta bestial del borracho; se desinhibe por completo de su responsabilidad en cuanto a su conducta.

La Biblia condena la embriaguez y sus efectos.
Proverbios 23:29-35
23:29 “¿Para quién será el ay? ¿Para quién el dolor? ¿Para quién las rencillas? ¿Para quién las quejas? ¿Para quién las heridas en balde? ¿Para quién lo amoratado de los ojos?
23:30 Para los que se detienen mucho en el vino, Para los que van buscando la mistura.
23:31 No mires al vino cuando rojea, Cuando resplandece su color en la copa. Se entra suavemente;
23:32 Mas al fin como serpiente morderá, Y como áspid dará dolor.
23:33 Tus ojos mirarán cosas extrañas, Y tu corazón hablará perversidades.
23:34 Serás como el que yace en medio del mar, O como el que está en la punta de un mastelero.
23:35 Y dirás: Me hirieron, mas no me dolió; Me azotaron, mas no lo sentí; Cuando despertare, aún lo volveré a buscar.”

Los cristianos no debemos permitir que nuestros corazones “sean dominados” por cualquier cosa.
1 de Corintios 6:12
“Todas las cosas me son lícitas, mas no todas convienen; todas las cosas me son lícitas, mas yo no me dejaré dominar de ninguna.”

Este pasaje cabe perfectamente en cualquier circunstancia de la vida cotidiana.
En nuestro estudio, lo tomaremos para hacer mención de que: puedo emborracharme, pero sé a la vez que no me conviene hacerlo, porque me pongo en mal con Dios y con la sociedad entre la que vivo.
1 de Corintios 6:9-10
6:9 “¿No sabéis que los injustos no heredarán el reino de Dios? No erréis; ni los fornicarios, ni los idólatras, ni los adúlteros, ni los afeminados, ni los que se echan con varones,
6:10 ni los ladrones, ni los avaros, ni los borrachos, ni los maldicientes, ni los estafadores, heredarán el reino de Dios.”

La Biblia también prohíbe que un cristiano haga algo que ofenda a otros cristianos, o a hacer cualquier cosa que pudiera “animarles” contra su conciencia.
1 de Corintios 8:9-13
8:9 “Pero mirad que esta libertad vuestra no venga a ser tropezadero para los débiles.
8:10 Porque si alguno te ve a ti, que tienes conocimiento, sentado a la mesa en un lugar de ídolos, la conciencia de aquel que es débil, ¿no será estimulada a comer de lo sacrificado a los ídolos?
8:11 Y por el conocimiento tuyo, se perderá el hermano débil por quien Cristo murió.
8:12 De esta manera, pues, pecando contra los hermanos e hiriendo su débil conciencia, contra Cristo pecáis.
8:13 Por lo cual, si la comida le es a mi hermano ocasión de caer, no comeré carne jamás, para no poner tropiezo a mi hermano.”

Por “débiles”, en este pasaje bíblico, entendemos referirse a los débiles en la fe, que no son aptos para tomar ciertas decisiones por sí mismos, sin la supervisión de un cristiano maduro, que de verdad ame a Dios.

En la Biblia podemos ver que Jesús cambió agua en vino, durante las bodas de Caná.

Probablemente, Jesús bebía vino de vez en cuando.

Mateo 11:18-19
11:18 “Porque vino Juan, que ni comía ni bebía, y dicen: Demonio tiene.
11:19 Vino el Hijo del Hombre, que come y bebe, y dicen: He aquí un hombre comilón, y bebedor de vino, amigo de publicanos y de pecadores. Pero la sabiduría es justificada por sus hijos.”

En tiempo del Nuevo Testamento, el agua no era muy limpia. Esta misma realidad se da hoy en día, en los países del Tercer Mundo.
Por ello, la gente de ese entonces bebía vino con frecuencia, porque era menos probable que el vino estuviera contaminado.
1 de Timoteo 5:23
“Ya no bebas agua, sino usa de un poco de vino por causa de tu estómago y de tus frecuentes enfermedades.”

Al parecer, Timoteo sufría del estómago, por causa del agua contaminada que tomara durante algún tiempo.

También, en el tiempo del Nuevo Testamento, el vino era fermentado, pero no al grado en que lo es hoy.

Las personas, en tiempos bíblicos, ¿podían evitar que sus jugos se fermentaran sin refrigeración? La respuesta es sí.

¿Cómo lo lograban?


  • Hirviendo el jugo hasta espesar como el jarabe; y cuando lo necesitaban, le agregaban agua.
  • Hirviendo el jugo, y luego sellarlo sin aire.
  • Manteniéndolo en un lugar fresco, como en una cueva, bajo tierra o sumergido en agua.

Juan 2:10
“y le dijo: Todo hombre sirve primero el buen vino, y cuando ya han bebido mucho, entonces el inferior; mas tú has reservado el buen vino hasta ahora.”

En este pasaje, vemos que “el buen vino” es jugo de uva fresca; en tanto que “el vino inferior”, es jugo de uva fermentado.

De manera que Cristo, al convertir esa agua en vino, durante las bodas de Caná, la convirtió en buen vino, el cual no embriagaba, porque Él estaba consciente de los daños que ocasiona el estar borracho. Por ello, decidió mejor hacer un regalo de bodas con una bebida inofensiva y agradable al paladar.

Para concluir, tengamos presente esto:

Como cristianos, somos templo del Espíritu de Dios. Si lo destruimos a propósito, Dios nos destruirá a nosotros.
1 de Corintios 3:16-17
3:16 “¿No sabéis que sois templo de Dios, y que el Espíritu de Dios mora en vosotros?
3:17 Si alguno destruyere el templo de Dios, Dios le destruirá a él; porque el templo de Dios, el cual sois vosotros, santo es.”

Dios les bendiga.


    




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