“¿Qué debemos hacer contra el miedo?”
Por:
Rafael Carrasco.
Es muy común sentir miedo; no falta día
alguno en que el miedo sea más fuerte que en otros.
El miedo puede ser producido por varias
causas, entre algunas de ellas tenemos:
Amenazas recibidas.
Una noticia acerca de alguna enfermedad
incurable, o de recorte de personal.
La descompostura del carro, etc.
El miedo está muy ligado al nerviosismo,
pues no es lógico que al tener miedo no se sientan nervios también.
Basados en la experiencia que un psicólogo
tuvo con el Señor Jesús, podemos aprender a enfrentar el miedo e incluso
vencerlo, para vivir una vida tranquila.
Dice este psicólogo: “Ninguno de mis
estudios de Psicología me ayudó a vencer el miedo. Dado que mis primeras
creencias estaban basadas en doctrinas religiosas, decidí volcarme en la Biblia en busca de
respuestas. Tomé la decisión de creer que todo era corrupto o falso, hasta que
yo pudiera validarlo en la palabra de Dios.”
PRIMERO.- Me humillé y decidí que, con el
fin de vencer el miedo, necesitaba la ayuda de Dios.
1 de Pedro 5.6
“Humillaos, pues, bajo la
poderosa mano de Dios, para que él os exalte cuando fuere tiempo;”
SEGUNDO.- Tomé la decisión de depositar
todas mis ansiedades, mis preocupaciones y mis inquietudes, de una vez y para
siempre, en las manos de Dios, y confiar en que Él me iba a enseñar lo que yo
necesitaba saber para cambiar mi miedo en fe.
1 de Pedro 5:7
“echando toda vuestra ansiedad sobre él,
porque él tiene cuidado de vosotros.”
TERCERO.- Comencé a vencer el miedo cuando
resistí al diablo, declarándole mentiroso, y escogí creen en Dios, aceptando
todo lo que Él me decía, como verdad.
Santiago 4:7
“Someteos, pues, a Dios; resistid al
diablo, y huirá de vosotros.”
1 de Pedro 5:8-9
“Sed sobrios, y velad; porque vuestro
adversario el diablo, como león rugiente, anda alrededor buscando a quien
devorar;
al cual resistid firmes en la fe, sabiendo
que los mismos padecimientos se van cumpliendo en vuestros hermanos en todo el
mundo.”
De esta manera, cuando me levanté, Dios Se levantó
conmigo. Cuando me basé en la palabra de Dios, me volví inamovible y, a través
de Jesucristo, me volví una persona decidida.
Con el paso de los años, he continuado
estable, he mantenido la seguridad y me he fortalecido. He decidido seguir el
camino de Dios y convertirme en todo lo que Él ha creado y diseñado para mí.”
Obviamente, se trata del testimonio de un
psicólogo no cristiano en el pasado, pues él antes creía en doctrinas
religiosas, mas no en Jesús. Esa era su piedra de tropiezo, y lo hacía siempre
vivir con miedo.
Ahora, como hijos de Dios, no dejamos de
sufrir ataques del diablo para hacernos tropezar e infundirnos miedo e
inseguridad también.
Ahora, más que antes, como él sabe que
somos hijos de Dios, como él aborrece a Dios, también él nos aborrece a
nosotros los hijos de Dios. Pero sabemos de antemano que Dios nos consuela en
todo momento.
Isaías 41:10
“No temas, porque yo estoy contigo;
no desmayes, porque yo soy tu Dios que te esfuerzo; siempre te
ayudaré, siempre te sustentaré con la diestra de mi justicia.”
Cuando pasa algo realmente malo, nosotros
los adultos nos vemos preocupados y enojados. En momentos como esos, Dios está
siempre ahí par protegernos y mantenernos a salvo.
Salmos 27:1
“Jehová es mi luz y mi salvación;
¿de quién temeré? Jehová es la fortaleza de mi vida; ¿de quién he de
atemorizarme?”
Pase lo que pase, siempre va a haber
alguien encargado de poner las cosas en orden, por ejemplo: el presidente de la
nación sabe lo que está pasando; el alcalde de la ciudad se asegura de que
todos los policías y bomberos presten ayuda donde se les necesita.
Así como ellos, Dios Se preocupa por
nosotros, porque Él es como un Pastor para nosotros, que nos considera Sus
ovejas.
Salmos 23:1-4
“Jehová es mi pastor; nada me
faltará.
En lugares de delicados pastos me hará
descansar; Junto a aguas de reposo me pastoreará.
Confortará mi alma; Me guiará por sendas de
justicia por amor de su nombre.
Aunque ande en valle de sombra de
muerte, No temeré mal alguno, porque tú estarás
conmigo; Tu vara y tu cayado me infundirán aliento.”
Debemos recordar que Dios vela por
nosotros, y quiere protegernos de todo mal.
Salmos 91:1-2
“El que habita al abrigo del Altísimo
Morará bajo la sombra del Omnipotente.
Diré yo a Jehová: Esperanza mía, y
castillo mío; Mi Dios, en quien confiaré.”
Nosotros, los hijos de Dios, podemos
consolar a otros, así como Dios nos consuela a nosotros.
2 de Corintios 1:3-4
“Bendito sea el Dios y Padre de nuestro
Señor Jesucristo, Padre de misericordias y Dios de toda consolación,
el cual nos consuela en todas nuestras
tribulaciones, para que podamos también nosotros consolar a los que están
en cualquier tribulación, por medio de la consolación con que nosotros somos
consolados por Dios.”
El amor de Dios siempre está con
nosotros, y nada puede separarnos de Él.
Romanos 8:38-39
“Por lo cual estoy seguro de que ni la
muerte, ni la vida, ni ángeles, ni principados, ni potestades, ni lo presente,
ni lo por venir,
ni lo alto, ni lo profundo, ni ninguna otra
cosa creada nos podrá separar del amor de Dios, que es en Cristo Jesús Señor
nuestro.”
Dios puede darnos paz en el alma.
Al orar, recordemos siempre a aquellos que
sienten miedo: a los hijos de Dios que sienten miedo, pedir por ellos que Dios
les dé fortaleza espiritual y paciencia para saber esperar en Sus promesas; a
las personas no creyentes en Cristo aun, que Dios trabaje en su alma para que
aprendan a Buscarlo y a depender de Él.
Salmos 16:5-9
“Jehová es la porción de mi herencia y de
mi copa; Tú sustentas mi suerte.
Las cuerdas me cayeron en lugares
deleitosos, Y es hermosa la heredad que me ha tocado.
Bendeciré a Jehová que me aconseja; Aun en
las noches me enseña mi conciencia.
A Jehová he puesto siempre delante de
mí; Porque está a mi diestra, no seré conmovido.
Se alegró por tanto mi corazón, y se gozó
mi alma; Mi carne también reposará confiadamente;”
Dios está siempre a nuestro lado para
ayudarnos.
Salmos 145:13-14
“Tu reino es reino de todos los siglos, Y
tu señorío en todas las generaciones.
Sostiene Jehová a todos los que caen, Y
levanta a todos los oprimidos.”
Les motivo a que, como este psicólogo,
busquen siempre la verdad de Dios, que es Cristo nuestro Señor.
Juan 14:6
“Jesús le dijo: Yo soy el camino, y la
verdad, y la vida; nadie viene al Padre, sino por mí.”
Desafiemos cada temor, tratando de
encontrar lo que en realidad es verdad y lo que es mentira.
Hagan de la Biblia su estandarte de
verdad y confíen en Dios para que los ayude a discernir entre la verdad y la
mentira.
Todo lo que necesitamos para vencer el
miedo está disponible a través de nuestro Señor Jesucristo, y puede ser
encontrado por todos aquellos que con corazón sincero Lo busquen, y en base a
ello aprenden a tener el carácter de Cristo como suyo propio y a afianzarse en
Su palabra.
Recuerden esto: El arma poderosa contra
el miedo que tenemos siempre a nuestra disposición, es la fe en Dios.
Él les bendiga.
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