“¿Qué es para usted la adopción?”
Por: Rafael Carrasco.
En esta ocasión
vamos a tratar un asunto por demás importante: el tema de la adopción.
La adopción,
como término generalizado hoy en día, es una actitud benevolente y piadosa de
alguien que se hace cargo de amparar a criaturas abandonadas por sus padres,
concediéndoles el privilegio de tener el calor de un hogar y la dignidad de un
apellido.
También la
adopción es la respuesta a la oración de muchas parejas que no han podido
concebir sus propios hijos.
El integrar a
una persona dentro de una familia por medio de la adopción, es algo hecho
por elección y procedente del amor.
Efesios 1:3-5
“Bendito sea el
Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, que nos bendijo con toda bendición
espiritual en los lugares celestiales en Cristo,
según nos
escogió en él antes de la fundación del mundo, para que fuésemos santos y
sin mancha delante de él,
en amor habiéndonos predestinado para ser
adoptados hijos suyos por medio de Jesucristo, según el puro afecto de su voluntad,”
El término
adopción, cuando viene de parte de Dios, reviste un significado muy
superior a lo que habitualmente conocemos o aplicamos entre los seres humanos.
Tiene un
significado infinitamente superior, porque implica el pago de un alto
precio para obtener dicha adopción. Dicho precio, fue la vida de Su propio
Hijo Jesucristo, sobre la cruz del Calvario.
1 de Corintios
6:20
“Porque habéis
sido comprados por precio; glorificad, pues, a Dios en vuestro cuerpo y
en vuestro espíritu, los cuales son de Dios.”
Al ser
comprados, ya no somos propiedad de nuestro anterior dueño, Satanás, sino que
ahora lo somos de Dios, a través de Su Hijo Jesucristo.
Juan 5:24
“De cierto, de
cierto os digo: El que oye mi palabra, y cree al que me envió, tiene vida
eterna; y no vendrá a condenación, mas ha pasado de muerte a vida.”
Romanos 8:15
“Pues no habéis
recibido el espíritu de esclavitud para estar otra vez en temor, sino que
habéis recibido el espíritu de adopción, por el cual clamamos: ¡Abba, Padre!”
1 de Juan 3:14
“Nosotros
sabemos que hemos pasado de muerte a vida, en que amamos a los hermanos.
El que no ama a su hermano, permanece en muerte.”
Que Cristo
comprara nuestras vidas de ese modo no lo pudo eludir, porque sencillamente
pesaba sobre cada uno de nosotros la pena de muerte eterna.
Romanos 6:23
“Porque la paga
del pecado es muerte, mas la dádiva de Dios es vida eterna en Cristo Jesús
Señor nuestro.”
Cuando una
persona confía que ese sacrificio hecho por el hijo de Dios ha sido suficiente
para otorgarle el perdón de todos sus pecados y la vida eterna,
esa persona pasa a formar parte de la familia de Dios.
Juan 1:12
“Mas a todos
los que le recibieron, a los que creen en su nombre, les dio potestad de ser
hechos hijos de Dios;”
Es decir, que a
partir de allí, Dios recibe a la persona arrepentida, y que estaba antes en
perdición, como hijo, y Él pasa a ser su Padre; un Padre lleno de amor y
misericordia, pues sólo Su amor hizo posible aceptarla en Su familia, en Su
mesa, en Su hogar.
La persona que
ahora Dios adoptó por hijo a través de la aceptación de Su Hijo Jesucristo,
estaba antes perdida en los vicios, en la inmoralidad, en borracheras, en
fraudes y en mentiras. Y a esta persona que hacía todas estas cosas, Dios la
llama hija o hijo. Esta adopción Dios la lleva a cabo una sola vez,
para nunca más ser anulada.
Romanos 8:35-39
“¿Quién nos
separará del amor de Cristo? ¿Tribulación, o angustia, o persecución, o hambre,
o desnudez, o peligro, o espada?
Como está
escrito: Por causa de ti somos muertos todo el tiempo; Somos contados como
ovejas de matadero.
Antes, en todas
estas cosas somos más que vencedores por medio de aquel que nos amó.
Por lo cual
estoy seguro de que ni la muerte, ni la vida, ni ángeles, ni principados, ni
potestades, ni lo presente, ni lo por venir,
ni lo alto, ni
lo profundo, ni ninguna otra cosa creada nos podrá separar del amor de Dios,
que es en Cristo Jesús Señor nuestro.”
En la adopción
que Dios realiza de la persona arrepentida, a través de Cristo, nada ni nadie
la puede separar de Su amor, y de ese lazo filial.
Claramente la
adopción, tanto en el sentido físico como en el sentido espiritual, es mostrada
como algo favorable a la luz de la Escritura.
Tanto el
adoptado como el que adopta pueden recibir abundante gozo y bendiciones.
Si usted cree
que está espiritualmente huérfano, aun es tiempo de acercarse al trono de la
gracia de Dios, y recibir a Su Hijo Jesucristo como Salvador personal para, que
por medio de Él, usted forme parte de la familia de Dios, y se sienta feliz de
ser llamado hijo, por parte de Dios.
Lo que hay que
hacer para recibir a Cristo en su vida, es Invitarlo a entrar a su vida, con
una oración como ésta, por ejemplo:
“Señor Padre:
te agradezco que me permitas orar en este momento para pedirle a Tu Hijo
Jesucristo que entre a mi vida, y sea mi Señor y mi Salvador, desde este
momento y para siempre, amén.”
¿Ve ahora usted
qué sencillo es? Es como si usted platicara con Dios, diciéndole palabras
sinceras que usted sienta Decirle a Él.
Ahora, como
hijo o hija de Dios, Sígale cada día; procure Obedecerlo y reciba así las
bendiciones que desde hace mucho tiempo Él tiene reservadas para usted.
Dios les
bendiga.
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