domingo, 27 de julio de 2014

"Juan el Bautista."

“Juan el Bautista.”
Por: Rafael Carrasco 
Hay en la Biblia una historia que, entre las muchas que en ella hay, destaca por la gran valentía y determinación que demostró el personaje que a continuación me refiero: a Juan el Bautista.

A medida que se acercaba la venida de Cristo a la tierra, Dios el Padre estaba preparando el camino a través de una línea genealógica y se comenzaba a nombrar a un hombre que sería un mensajero de Jesús.
En Isaías 40:3, se le lama: Voz que clama en el desierto.
Luego, en Malaquías 3:1-3, dice: He aquí, yo envío mi mensajero. Estas dos profecías se cumplieron con el nacimiento de Juan el Bautista.

Su padre fue un sacerdote llamado Zacarías, de la tribu de Leví. Este hombre, por su incredulidad de que Dios, a través del ángel Gabriel, le  dijo que tendría un hijo de su mujer Elizabet, quedó un tiempo mudo, hasta que el niño nació.

Lo característico de este niño es que fue lleno del Espíritu Santo desde el vientre de su madre, arma secreta de Dios que fortaleció y engrandeció a ese niño que más tarde sería uno de los profetas más grandes jamás habidos en la historia.

Aproximadamente, como a los 30 años de edad, comenzó este hombre su ministerio por todo el desierto de tierra santa. Del desierto, partió a la zona a orillas del Río Jordán, donde estuvo predicando el bautismo del arrepentimiento para el perdón de pecados.
Lucas 3:3 “Y él fue por toda la región contigua al Jordán, predicando el bautismo del arrepentimiento para perdón de pecados,”

De su ministerio, viene su apodo: el Bautista. Su mensaje, era como el de un ingeniero:
Lucas 3:4-5 “como está escrito en el libro de las palabras del profeta Isaías, que dice:
Voz del que clama en el desierto; Preparad el camino del Señor; Enderezad sus sendas. Todo valle se rellenará, Y se bajará todo monte y collado; Los caminos torcidos serán enderezados, Y los caminos ásperos allanados;”

Su predicación fue como la del más grande de los profetas (¿Quién les enseñó a huir de la ira venidera?); su profecía fue de respeto y para ser tenida en cuenta (El hacha está puesta a la raíz de los árboles, y todo árbol que no da buen fruto es cortado y echado en el fuego); su advertencia, era sin titubeos (yo bautizo con agua…Pero viene uno más poderoso que yo, Él os bautizará con Espíritu Santo y fuego).

En otras palabras, como predicador, el Bautista era preciso; como profeta, él era conciso y como anunciante, era demoledor.

Su vestimenta era sencilla: hecha de pelo de camello y un cinto de cuero alrededor de sus lomos. Su comida eran langostas y miel silvestre. Su púlpito y su templo, estaban dentro del Río Jordán.
El tenía lo que muchos siervos del Señor no tienen: UNCIÓN, PODER, LLAMAMIENTO DE DIOS.

Los sacerdotes, los levitas y los judíos querían saber quién era él: ¿Eres el Cristo? ¿Eres Elías? ¿Eres el Profeta? ¿Quién eres?

Todos ellos se preguntaban: ¿quién es este que no habla de sí mismo? El pudo haberles contestado: yo soy el hijo del sacerdote Zacarías, y mi padre quedó mudo hasta que yo nací, porque no le creyó al ángel del Señor llamado Gabriel de que mi madre me concebiría de él; mi nacimiento fue profetizado por Isaías y por Malaquías.
Pero la verdad no fue así: él sólo se autonombraba la voz de uno que clama en el desierto.

Sus discípulos le decían: mira, del otro lado del Jordán, del que tú diste testimonio, él bautiza, y todos van a él.

El Bautista hizo saber a sus discípulos que él no era el Cristo, y por lo tanto su gozo estaba cumplido, Que era necesario que el Cristo creciera y que el Bautista menguara.
Todo predicador que se considere hombre de Dios debe menguar para que Cristo sea el grande.
Nadie tome la gloria que no le pertenece, porque Dios no comparte Su gloria con nadie.

Démonos cuenta de qué tan humilde de espíritu era este Juan El Bautista: No soy digno de desatar la correa de su calzado. Estaba refiriéndose a Jesús, cuando le presentó a la gente como el Cordero de Dios que quita el pecado del mundo.

El Bautista se negaba a bautizar a Jesús, porque no se sentía digno de hacerlo, pues sabía que su primo Jesús era más grande que él. Esto molestó a Jesús y le mandó que lo hiciera.
Mateo 3:15 “Pero Jesús le respondió: Deja ahora, porque así conviene que cumplamos toda justicia.” Entonces él le dejó.”

En ese momento, fueron abiertos los cielos, y el Espíritu Santo descendió sobre Jesús en forma de paloma, y se oyó a voz de Dios el Padre anunciando que Jesús es Su Hijo amado.

Apenas un año duró su ministerio; los religiosos de ese tiempo se hacían de la vista gorda con el pecado de Herodes: vivía en amasiato con Herodías, su mujer. Herodías. Ambos tuvieron una hija llamada Salomé, y también esa muchacha tenía un corazón terriblemente malo, como el de sus padres.

El Bautista le decía una y otra vez a Herodes: no te es lícito tener a la mujer de tu hermano, y le acusaba de todas sus maldades.  ¿Ustedes creen que tales palabras no molestaban en gran manera a Herodes y a su mujer? ¡Desde luego que sí!

Siempre Herodes y su mujer buscaban callar la boca al Bautista, hasta el grado de que Herodes mandara encarcelarlo, para que no siguiera poniendo en evidencia la clase de vida que Herodes llevaba en ese tiempo.

Los discípulos de El Bautista estaban por todas partes, aun años posteriores a su muerte.

Durante una fiesta Salomé, hija de Herodes y de Herodías, danzó para ellos, y Herodes en recompensa de su buen baile le concedió a Salomé que escogiera el regalo que más ella quisiera; esta muchacha, aconsejada por su madre, pidió a Herodes que le entregara, en una charola de plata, la cabeza de El Bautista.
Herodes se impresionó tanto con esa petición, pero él sabía que la palabra de un rey no tenía reversa. Así que envió a matar a El Bautista, cortándole la cabeza, y su cabeza fue traída a la presencia de Herodes, para hacerle entrega de la misma a Salomé.

¡Cuánto placer diabólico en aquella familia! Madre e hija puestas de acuerdo para acabar de una vez por todas con el gran Juan El Bautista.
En cuanto a lo terrenal, ellas se salieron con la suya; pero en cuanto a lo espiritual, ellas son unas perdedoras porque, además de otros muchos pecados que ellas tenían, agravaron si situación espiritual con ese tremendo crimen de matar a un hombre totalmente inocente, cuya única falta consistió en ser honesto en lo que decía.

Y no tan sólo ellas; Herodes también cargará con ese paquete ante Dios, por haber sido cómplice de tal crimen: la madre, a través de la hija, le ordenó al padre asesinar a un inocente. Por lo tanto, la familia entera es cómplice uno del otro. De todo eso darán cuentas a Cristo en el día del juicio.
Romanos 14:12 “De manera que cada uno de nosotros dará a Dios cuenta de sí.”

Como dije anteriormente, Herodes y Herodías vivían en amasiato, y eso lo condena Dios.
Hebreos 13:4 “Honroso sea en todos el matrimonio, y el lecho sin mancilla; pero a los fornicarios y a los adúlteros los juzgará Dios.”

Démonos cuenta entonces cómo hoy en día, y desde hace mucho tiempo, se tiene por usanza el vivir en unión libre, el cual es tema de estudio para otra ocasión. Pero quise resaltar esto, para estar enterados de que esto se sucede con una frecuencia terrible: ni el hombre ni la mujer que deciden vivir en unión libre, quieren tener compromiso el uno para con el otro. Le huyen a la responsabilidad cabal que implica un matrimonio. Y peor aun si se tienen hijos en unión libre. Ellos, a un determinado plazo, sufren las consecuencias de ello.

Muchos de los hijos nacidos en unión libre, cuando llegan a comprender su realidad (porque si no se enteran por una tercera persona, se enteran al leer su Certificado de Nacimiento) de que fueron registrados como hijos naturales, en muchos de los casos los hijos enfurecidos aborrecen de por vida a sus padres; les pierden por completo el respeto y sólo tienen hacia ellos señales de odio.

Ahora bien, ¿cómo creen ustedes que esos hijos naturales van a ser con su pareja? Indudablemente, unos tiranos. ¿Por qué? Porque ellos tienen necesidad de echar fuera ese odio que por tanto tiempo han traído cargando, ¡y qué mejor que con la pareja! La hacen sufrir hasta verla hecha pedazos en lo sentimental.
En algunos casos, si la víctima quiere huir del agresor, rápidamente el agresor amenaza a la pareja para que ésta deje de pensar en abandonar a su agresor.

Tanto los hijos tenidos en una unión libre, como los hijos de matrimonios desintegrados por la causa que ustedes quieran y manden, en un 99.9% llegan a ser unos tiranos, a la hora que ellos llegan a tener su propia pareja.
Recuerden que los niños son como una esponja, que absorben toda enseñanza que reciban.
Hay un refrán mundano: “los hijos son el reflejo de los padres”; y si los padres no tienen el debido cuidado de ser una buena influencia para sus hijos, lo único que esos hijos aprenderán para su vida es ser unos tiranos, así de fácil.

Es urgente, hermanos y amigos, que estemos pendientes de saber guiar a nuestros jóvenes y niños, porque Satanás está más al pendiente de ellos, porque él sabe que son presa fácil.
Imaginemos nomás la facilidad con que muchos niños, adolescentes y jóvenes caen en las trampas tendidas por Satanás, a través de personas malintencionadas que lo que buscan es hallar placer en dañar la vida y la salud de tales individuos.

Los juegos con los que uno se divertía de niño y adolescente, ya no llaman la atención de los niños y adolescentes de hoy en día. A ellos les gustan más los juegos electrónicos. Cuyo contenido, en muchos casos, es de violencia y de sexo.

Padres de familia: mucho cuidado con quién amistan sus hijos. Aunque sus hijos aborrezcan el hecho de que ustedes quieran saber con quiénes amistan, a ustedes no les importe. Ustedes tienen la obligación moral de encaminar a sus hijos por senderos del Señor.
Proverbios 22:6 “Instruye al niño en su camino, y aun cuando fuere viejo no se apartará de él.”

En resumen, aprendamos de Juan El Bautista, a ser siervos valientes y esforzados. Si deseamos tener pareja, procurar mejor llevar esa relación como Dios manda: empezar con una amistad sincera; luego, un noviazgo formal y por último, el matrimonio. Asimismo, seamos sabios al aconsejar a los niños, adolescentes y jóvenes, para que sean de bendición a otras personas, y para que ellos mismos se sientan bien al ser apreciados por los demás.

Dios les bendiga.  

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