domingo, 28 de diciembre de 2014

"La importancia de la Medicina en la Biblia."

“La importancia de la Medicina en la Biblia.”
Por: Rafael Carrasco.

Mucha gente no gusta de consultar la Biblia, y hay personas que incluso se enojan cuando se les habla de Ella.
Pues bien, lamentablemente tengo que decir que tales personas tienen una venda espiritual sobre sus ojos también espirituales, la cual no los deja ver el error espiritual por medio del cual han estado fallándole a Dios día tras día.

La Biblia es un libro de vida; de vida espiritual en abundancia. Ningún otro libro o colección literaria tiene una aplicación tan amplia a tantos aspectos de la vida. Sin ser un Libro dedicado a instruirnos sobre las enfermedades físicas, de hecho menciona varias de ellas:

La lepra.
Deuteronomio 24:8
“En cuanto a la plaga de la lepra, ten cuidado de observar diligentemente y hacer según todo lo que os enseñaren los sacerdotes levitas; según yo les he mandado, así cuidaréis de hacer.”

La hidropesía o edema.
Lucas 14:2
“Y he aquí estaba delante de él un hombre hidrópico.”

Ulceras y sarna.
Deuteronomio 28:27
“Jehová te herirá con la úlcera de Egipto, con tumores, con sarna, y con comezón de que no puedas ser curado.”

Las enfermedades estomacales.
I de Timoteo 5:23
“Ya no bebas agua, sino usa de un poco de vino por causa de tu estómago y de tus frecuentes enfermedades.”

Podemos darnos cuenta de que la Biblia proporciona información científicamente exacta, y es útil repasarla.

Hay un hecho verdaderamente grande en la Biblia, a juicio mío: que Dios haya sido el primer Médico Cirujano y Anestesiólogo.
Ahora bien, ¿por qué digo esto? Simplemente porque vemos en el libro de Génesis cómo Dios llevó a cabo una operación perfecta de Adán cuando Él decidió formar a Eva de una de las costillas de Adán:
El proceso empezó cuando Dios hizo caer en profundo sueño a Adán (efecto de la anestesia total); acto seguido, tomó una de las costillas de Adán (tuvo que haber hecho una incisión en la carne de Adán para extraer dicha costilla); luego, cerró la carne en su lugar (hizo sutura o cerró la herida, como lo hace normalmente un cirujano).
Pero vamos a ver el texto bíblico para mejor comprensión del hecho.
Génesis 2:18
“Y dijo Jehová Dios: No es bueno que el hombre esté solo; le haré ayuda idónea para él.”

Génesis 2:21-23
2:21 “Entonces Jehová Dios hizo caer sueño profundo sobre Adán, y mientras éste dormía, tomó una de sus costillas, y cerró la carne en su lugar.
2:22 Y de la costilla que Jehová Dios tomó del hombre, hizo una mujer, y la trajo al hombre.
2:23 Dijo entonces Adán: Esto es ahora hueso de mis huesos y carne de mi carne; ésta será llamada Varona, porque del varón fue tomada.”

Fíjese nada más, estimado lector, cómo podríamos imaginar tal cuadro: no importando si esa operación fue al aire libre o en algún lugar estéril, siendo Dios el Médico que practicó tal operación, lo hizo en un ambiente completamente libre de bacterias y virus, porque como Dios también es Fuego consumidor, sabemos que el fuego todo lo purifica, y donde Él está, el lugar se purifica.

Malaquías 3:2
“¿Y quién podrá soportar el tiempo de su venida? ¿o quién podrá estar en pie cuando él se manifieste? Porque él es como fuego purificador, y como jabón de lavadores.”

Hebreos 12:29
“porque nuestro Dios es fuego consumidor.”

Imaginemos por un momento la precisión con la que el Cirujano Divino hizo esa operación: cerró tan bien la herida que tuvo que haber hecho, que ni siquiera cicatriz dejó sobre la carne de Adán; ni siquiera Adán despertó de ese sueño profundo sintiendo mareos (efecto secundario de la anestesia total), ni dolor. Después de tan exitosa cirugía, Adán anduvo como si nada hubiera sucedido, y disfrutó de la compañía de Eva, quien ahora sería su mujer. En pocas palabras, Adán ni cuenta se dio que le faltaba una de sus costillas en su cuerpo.

La Biblia también enfatiza sobre la prevención de las enfermedades físicas.
Deuteronomio 23:13
“tendrás también entre tus armas una estaca; y cuando estuvieres allí fuera, cavarás con ella, y luego al volverte cubrirás tu excremento;”

¡Qué bien sabía Dios que dejar excremento a la intemperie es un foco de infección terrible, ya que tiene una gran cantidad de bacterias que causan graves enfermedades!
El medio de contaminación más común son las moscas, pues ellas se paran sobre el excremento y contaminan sus patas con él, yéndose luego a parar sobre alimentos o trastos con bebidas.
Las enfermedades más comunes producidas por moscas son: la salmonelosis, la fiebre tifoidea y muchos otros tipos de disenterías.

En todo el capítulo 11 del libro de Levítico, se enfatiza que las enfermedades pueden transmitirse mediante insectos, roedores y agua contaminada.

Lo mismo puede decirse de la cuarentena, la cual se halla en el capítulo 13 del libro de Levítico, para los casos de lepra.

La prohibición bíblica del uso inadecuado de la sangre, contenida en varias partes de la ley de Moisés, ahora resulta tener un buen fundamento médico.
Génesis 9:4
“Pero carne con su vida, que es su sangre, no comeréis.”

La Medicina intenta reducir al mínimo o eliminar por completo el uso de sangre donada en la diálisis de riñón, en las bombas pulmón-corazón y en las cirugías.
¿Y eso, por qué? Porque las muchas formas de Hepatitis, el Sida, la infección por Citomegalovirus, y miles de enfermedades transmisibles por la sangre, constituyen advertencias siniestras para los sabios mundanos que rechazan las normas divinas.

El ejercicio físico es vital para la buena salud, y la Biblia reconoce sus beneficios. Bastan 20 minutos de él por lo menos 3 veces a la semana para reducir os riesgos de enfermedades del corazón y enfermedades circulatorias (como el colesterol y los triglicéridos). Además, el ejercicio físico mejora el nivel energético y aumenta la flexibilidad y la sensación de bienestar.

Aun con todo lo que conlleva el ejercicio físico, la Biblia lo coloca en un lugar secundario, con respecto a algo más importante: el cultivo de la espiritualidad.
1 de Timoteo 4:8
“porque el ejercicio corporal para poco es provechoso, pero la piedad para todo aprovecha, pues tiene promesa de esta vida presente, y de la venidera.”

Las leyes morales de la Biblia son una protección básica contra las enfermedades de trasmisión sexual.

Exodo 20:14
“No cometerás adulterio.”

Gálatas 5:19
“Y manifiestas son las obras de la carne, que son: adulterio, fornicación, inmundicia, lascivia,”

Hipócrates fue un gran médico griego que vivió en los siglos 5 y 4 antes de Cristo, a quien se le conoció como: “el padre de la Medicina”. Pero unos 1,000 años antes, Moisés había escrito gran parte de lo que la Biblia dice sobre las enfermedades.

La carta de un médico publicada en la revista “Las noticias Ama”, decía lo siguiente:
“Los mejores investigadores médicos que se ocupan ahora de los trabajos más interesantes llegan a la conclusión de que la Biblia es un Libro científico muy exacto.”

La Biblia ha demostrado estar adelantada a Su tiempo en cuestiones médicas, al reconocer la importancia del componente psicosomático (que afecta el alma humana) de algunas enfermedades, mucho antes de que esta idea se aceptara normalmente en la Medicina.
Además, la explicación bíblica del papel de la mente en la manifestación de las enfermedades físicas, sigue siendo un modelo de entendimiento claro.
Proverbios 17:22
“El corazón alegre constituye buen remedio; Mas el espíritu triste seca los huesos.”

Una actitud positiva puede ayudar.
Proverbios 18:14
“El ánimo del hombre soportará su enfermedad; Mas ¿quién soportará al ánimo angustiado?”

La preocupación es algo negativo y perjudicial para la salud.

El texto anterior significa que la capacidad de una persona para aguantar un cierto grado de enfermedad física podría incrementarse  si buscara el apoyo de su fuerza espiritual.

Los sentimiento psicosomáticos pueden influir en nuestro estado físico pero esto, en sí mismo, no significa que no haya una enfermedad física real.

¿Cómo deberíamos los cristianos ver a los médicos y a la Medicina actuales? Debemos verlos tal como son, pero no sobre un pedestal.


Marcos 5:25-29
5:25 “Pero una mujer que desde hacía doce años padecía de flujo de sangre,
5:26 y había sufrido mucho de muchos médicos, y gastado todo lo que tenía, y nada había aprovechado, antes le iba peor,
5:27 cuando oyó hablar de Jesús, vino por detrás entre la multitud, y tocó su manto.
5:28 Porque decía: Si tocare tan solamente su manto, seré salva.
5:29 Y en seguida la fuente de su sangre se secó; y sintió en el cuerpo que estaba sana de aquel azote.”

De hecho, sabemos que hubo un médico entre los discípulos de Jesús: Lucas.
Aunque en Colosenses 4:14 se le reconoce como “el médico amado”, no hay duda de que ese calificativo se le atribuyó a sus aptitudes espirituales, más bien que a sus aptitudes médicas.
Colosenses 4:14
“Os saluda Lucas el médico amado, y Demas.”

El privilegio que tuvo Lucas de escribir bajo inspiración divina no se le hubiera otorgado a alguien cuya práctica médica fuera poco ética o contraria a la Biblia.

Las personas que dan consejos sobre la salud, si están mal informados, afrontan aun más una responsabilidad importante cuando aconsejan a alguien sobre su mala salud.
Proverbios 14:15
El simple todo lo cree; Mas el avisado mira bien sus pasos.”

Un cristiano debe tener un punto de vista respetuoso y previsor respecto a la salud, con la meta de usarlo de la mejor manera para la gloria de Dios y para el adelanto de la obra del reino de Dios.

La promesa que se cumplirá bajo este reino, será: “ningún residente dirá: estoy enfermo”.

Isaías 33:20-24
33:20 "Mira a Sion, ciudad de nuestras fiestas solemnes; tus ojos verán a Jerusalén, morada de quietud, tienda que no será desarmada, ni serán arrancadas sus estacas, ni ninguna de sus cuerdas será rota.
33:21 Porque ciertamente allí será Jehová para con nosotros fuerte, lugar de ríos, de arroyos muy anchos, por el cual no andará galera de remos, ni por él pasará gran nave.
33:22 Porque Jehová es nuestro juez, Jehová es nuestro legislador, Jehová es nuestro Rey; él mismo nos salvará.
33:23 Tus cuerdas se aflojaron; no afirmaron su mástil, ni entesaron la vela; se repartirá entonces botín de muchos despojos; los cojos arrebatarán el botín.
33:24 No dirá el morador: Estoy enfermo; al pueblo que more en ella le será perdonada la iniquidad."


Dios les bendiga.

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