“¿Es realmente de utilidad el llamado EVANGELIO DE LA PROSPERIDAD ?”
Por:
Rafael Carrasco.
En los tiempos de Pablo y los demás
apóstoles, ya existían algunas sectas de destructiva avaricia, las cuales se
infiltraron en la Iglesia
primitiva.
Sin embargo, Pablo y los demás apóstoles
nunca consintieron en adaptarse a los peligrosos falsos maestros que propagaban
tal herejía, y urgían a los verdaderos cristianos a huir de ellos.
Un ejemplo de ello, los constituye el hecho
de que Pablo previno a Timoteo acerca de las disputas necias de hombres
corruptos de entendimiento y privados de la verdad, que toman la piedad como
“fuente de ganancia”.
1 de Timoteo 6:3-5
6:3 “Si alguno enseña otra cosa, y
no se conforma a las sanas palabras de nuestro Señor Jesucristo, y a la
doctrina que es conforme a la piedad,
6:4 está envanecido, nada sabe, y
delira acerca de cuestiones y contiendas de palabras, de las cuales nacen
envidias, pleitos, blasfemias, malas sospechas,
6:5 disputas necias de hombres corruptos
de entendimiento y privados de la verdad, que toman la piedad como fuente de ganancia; apártate de los tales.”
La piedad es la misericordia de Dios hacia el ser humano.
1 de Timoteo 6:9-11
1 de Timoteo 6:9-11
6:9 “Porque los que quieren enriquecerse
caen en tentación y lazo, y en muchas codicias necias y dañosas, que hunden a
los hombres en destrucción y perdición;
6:10 porque raíz de todos los males es
el amor al dinero, el cual codiciando algunos, se extraviaron de la fe, y
fueron traspasados de muchos dolores.
6:11 Mas tú, oh hombre de Dios, huye de
estas cosas, y sigue la justicia, la piedad, la fe, el amor, la paciencia, la
mansedumbre.”
Amor al dinero significa “idolatrarlo”; en
otras palabras, amar al dinero antes que amar a Dios.
En nuestros días, está activo un falso
evangelio llamado “evangelio de la prosperidad” o “la palabra de fe”.
Dicho “evangelio” enseña que “el creyente
debe utilizar a Dios”.
El verdadero Evangelio, enseña lo
contrario: Dios utiliza al creyente.
¿Y por qué digo que el “evangelio de la
prosperidad” enseña que el creyente debe utilizar a Dios? Por la razón de que “el
creyente” se llena de soberbia, al grado de exigir a Dios que le dé riquezas.
Recuerde que el soberbio es relegado por
Dios.
Salmos 138:6
“Porque Jehová es excelso, y atiende al
humilde, Mas al altivo mira de lejos.”
Mateo 23:12
“Porque el que se enaltece será
humillado, y el que se humilla será enaltecido.”
Que Dios sea excelso es que Él es Altísimo,
es excelente.
Pablo dijo que la avaricia es idolatría.
Efesios 5:5
“Porque sabéis esto, que ningún fornicario,
o inmundo, o avaro, que es idólatra, tiene herencia en el reino
de Cristo y de Dios.”
Pablo previno a los efesios a que evitaran a
cualquiera que llevar un mensaje de inmoralidad o avaricia.
Efesios 5:6-7
5:6 “Nadie os engañe con palabras vanas,
porque por estas cosas viene la ira de Dios sobre los hijos de desobediencia.
5:7 No seáis, pues, partícipes con ellos.”
Realmente, la enseñanza de que “el
creyente” debe utilizar a Dios es palabra vana. No hay que olvidar que el ser
humano es creación de Dios, y Dios es su Creador.
Por lo tanto, ningún derecho tiene el ser
humano de andar exigiendo algo a Dios.
Él por Su gracia y amor nos adoptó por
hijos, y no por nuestros méritos.
Otros aspectos que enseña este falso
evangelio, son:
Prohibir que Dios trabaje por Sí mismo.-
Eso significa que se niega que Dios sea el Dueño de todo, sino que Él tiene que
esperar a que “el creyente” Le diga cuándo trabajar.
La fe es una fórmula por medio de la cual
“el creyente” manipula las leyes espirituales, que los “maestros de la
prosperidad” creen que ellas gobiernan el universo.
La fe tiene que ver más con lo que “el
creyente” dice.
En contrario, el verdadero Evangelio enseña
que la fe es confiar en Dios; es tener por cierto lo que se espera y estar
convencido de lo que no se ve.
Hebreos 11:1
“Es, pues, la fe la certeza de lo que se
espera, la convicción de lo que no se ve.”
Un término favorito de los seguidores de
ese falso evangelio es: “la confesión positiva”.
Dicha “confesión”, consiste en que las
palabras tienen un poder creativo; en otras palabras, lo que el creyente
“diga”, determina todo lo que suceda.
Los favores que “el creyente” demande a
Dios, deben ser declarados positivamente y sin titubeos. En otras palabras, “el
creyente” exige respuesta a Dios.
De esa manera, la habilidad de Dios para
bendecir “al creyente” depende, supuestamente, de la fe “del creyente”.
Vamos a ver que Santiago 4:13-16 contradice
totalmente lo antes dicho.
4:13 “¡Vamos ahora! los que decís: Hoy y
mañana iremos a tal ciudad, y estaremos allá un año, y traficaremos, y ganaremos;
4:14 cuando no sabéis lo que será mañana.
Porque ¿qué es vuestra vida? Ciertamente es neblina que se aparece por un poco
de tiempo, y luego se desvanece.
4:15 En lugar de lo cual deberíais decir: Si
el Señor quiere, viviremos y haremos esto o aquello.
4:16 Pero ahora os jactáis en vuestras
soberbias. Toda jactancia semejante es mala;”
Lejos de enfatizar la importancia de la
riqueza material, la Biblia
nos advierte acerca de buscarla.
Proverbios 23:4
“No te afanes por hacerte rico; Sé
prudente, y desiste.”
Afanarse, en este sentido, es estar
obstinado en alcanzar riqueza material, cueste lo que cueste, y pasando sobre
quien sea para lograrlo.
¿Puede haber gente en este mundo que llegue
a tal extremo? De cierto, sí.
Los líderes de la Iglesia , deben estar
libres de idolatrar al dinero. Deben aprender a vivir por fe en Dios; que Él les proveerá lo que necesiten de acuerdo a Su voluntad.
Lucas 12:15
“Y les dijo: Mirad, y guardaos de toda
avaricia; porque la vida del hombre no consiste en la abundancia
de los bienes que posee.”
Hebreos 13:5
“Sean vuestras costumbres sin avaricia,
contentos con lo que tenéis ahora; porque él dijo: No te desampararé, ni te
dejaré;”
Si un líder de la Iglesia es amante del
dinero, está automáticamente desconfiando de Dios; está dudando de que Dios lo
amparará y de que Dios no lo dejará solo.
También este falso evangelio hace énfasis
acerca de ganar cuanto dinero sea posible y obtener posesiones materiales en
esta vida; veremos que todo eso, Jesús lo menosprecia.
Salmos 62:10
“No confiéis en la violencia, Ni en la
rapiña; no os envanezcáis; Si se aumentan las riquezas, no pongáis el
corazón en ellas.”
Poner el corazón en las riquezas significa
idolatrarlas; amarlas más que a Dios.
Si Dios bendice a alguien dándole
riquezas materiales, es por Su voluntad y no por
los méritos de la persona bendecida por Él.
Proverbios 23:5
“¿Has de poner tus ojos en las riquezas,
siendo ningunas? Porque se harán alas Como alas de águila, y volarán al cielo.”
Esto quiere decir que las riquezas
materiales son momentáneas; su duración es algo impredecible. Quien las posea
en vida, no se las llevará cuando muera.
Perdonando la redundancia pero, para un
muerto, es imposible volver a la
Tierra a llevarse consigo toda la riqueza material que
amontonó estando él en vida.
Santiago 5:2
“Vuestras riquezas están podridas, y
vuestras ropas están comidas de polilla.”
Y Jesús aconseja lo contrario:
Mateo 6:19-21
6:19 “No os hagáis tesoros en la tierra,
donde la polilla y el orín corrompen, y donde ladrones minan y hurtan;
6:20 sino haceos tesoros en el cielo,
donde ni la polilla ni el orín corrompen, y donde ladrones no minan ni hurtan.
6:21 Porque donde esté vuestro tesoro, allí
estará también vuestro corazón.”
Hacer tesoros en el cielo es hacer aquí en la Tierra la voluntad de Dios.
¿Y cuál es esa voluntad?
Miqueas 6:8
“Oh hombre, él te ha declarado lo que es
bueno, y qué pide Jehová de ti: solamente hacer justicia, y amar
misericordia, y humillarte ante tu Dios.”
Colosenses 3:2
“Poned la mira en las cosas de arriba,
no en las de la tierra.”
Para un seguidor del “evangelio de la
prosperidad” es muy difícil humillarse ante Dios, porque cada uno de esos
seguidores son soberbios, y la soberbia y la humildad de espíritu son agua y
aceite; no combinan, no son compatibles.
Pero hay tristes noticias para los
soberbios:
Proverbios 16:18
“Antes del quebrantamiento es la
soberbia, Y antes de la caída la altivez de espíritu.”
El quebrantamiento y caída de un soberbio
son la humillación que Dios le causará e ese tipo de persona.
Un ejemplo clásico, lo es el rey
Nabucodonosor, cuando Dios tuvo que humillarlo debido a su gran soberbia.
Daniel 4:29-30
4:29 “Al cabo de doce meses, paseando en el
palacio real de Babilonia,
4:30 habló el rey y dijo: ¿No es
ésta la gran Babilonia que yo edifiqué para casa real con la fuerza de mi
poder, y para gloria de mi majestad?”
La soberbia de Nabucodonosor consistía en
reconocer que por sus méritos había logrado su vanagloria y grandeza.
Pero luego viene la sentencia de Dios sobre
él.
Daniel 4:26
“Y en cuanto a la orden de dejar en la
tierra la cepa de las raíces del mismo árbol, significa que tu reino te
quedará firme, luego que reconozcas que el cielo gobierna.”
Daniel 4:25
“Que te echarán de entre los hombres, y con
las bestias del campo será tu morada, y con hierba del campo te apacentarán
como a los bueyes, y con el rocío del cielo serás bañado; y siete tiempos
pasarán sobre ti, hasta que conozcas que el Altísimo tiene dominio en el
reino de los hombres, y que lo da a quien él quiere.”
Daniel 4:34-37
4:34 “Mas al fin del tiempo yo
Nabucodonosor alcé mis ojos al cielo, y mi razón me fue devuelta; y bendije al
Altísimo, y alabé y glorifiqué al que vive para siempre, cuyo dominio es
sempiterno, y su reino por todas las edades.
4:35 Todos los habitantes de la tierra
son considerados como nada; y él hace según su voluntad en el ejército del
cielo, y en los habitantes de la tierra, y no hay quien detenga su mano, y le
diga: ¿Qué haces?
4:36 En el mismo tiempo mi razón me fue
devuelta, y la majestad de mi reino, mi dignidad y mi grandeza volvieron a mí,
y mis gobernadores y mis consejeros me buscaron; y fui restablecido en mi
reino, y mayor grandeza me fue añadida.
4:37 Ahora yo Nabucodonosor alabo,
engrandezco y glorifico al Rey del cielo, porque todas sus obras son
verdaderas, y sus caminos justos; y él puede humillar a los que andan con
soberbia.”
La irreconciliable contradicción entre la
enseñanza del “evangelio de la prosperidad” y el verdadero Evangelio, queda
sintetizada por Jesús en Mateo 6:24
“Ninguno puede servir a dos señores; porque
o aborrecerá al uno y amará al otro, o estimará al uno y menospreciará al otro.
No podéis servir a Dios y a las riquezas.”
Y hay una última enseñanza de este falso
evangelio (y la más blasfema de todas ellas): que el Espíritu Santo es
solamente un poder para ser utilizado de la manera que “el creyente” LO DESEE.
En contrario, la Biblia enseña que el
Espíritu Santo es la Persona
que habilita al verdadero creyente para que haga la voluntad de Dios.
Dios les bendiga.
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