“¿Anda usted en problemas de
drogas?”
Por: Rafael Carrasco
Desde hace
varios años venimos haciéndole frente a este gran problema, tanto social como
de salud: la drogadicción.
Es un gran
problema que se ha ido dispersando a lo ancho y a lo largo de este mundo, y que
ha ocasionado un sinnúmero de consecuencias, algunas de ellas fatales.
Cuando una
persona pierde el control en el consumo de algo, se dice que esa persona
se ha convertido en un adicto.
Y todos
nosotros somos adictos a algo, no necesariamente a las drogas, por ejemplo: a
mirar televisión, al juego, a la lectura, etc.
Pero a lo que
nos avocaremos ahora, es al consumo de drogas: el tabaquismo es una de ellas
(la nicotina que contiene el tabaco); el alcoholismo es otra droga, y las ya
clásicas y bien conocidas “drogas ilegales”, como lo son: la marihuana, el
crack, el cristal, la cocaína, la heroína, el LSD, el opio, y otras drogas
ilegales más, constituyen material para el mensaje de hoy.
También
incluiremos el uso indebido de una sustancia controlada que se vende con receta
médica: las metanfetaminas.
No hay que
descartar que también líquidos como el thinner, la pintura oro y plata
brillantes (acabado espejo), así como el pegamento amarillo de contacto,
constituyen drogas también peligrosas cuando se inhalan por largos períodos de
tiempo.
Cuando una
persona ha caído en la adicción a cualquiera de estas drogas, esa persona al
momento se ha invadido por demonios que obligan al adicto a consumir esas
drogas desmedidamente.
En otras
palabras, los demonios no tienen respeto por nadie, y buscan siempre apoderarse
de la voluntad de las personas adictas a las drogas.
Es cierto que
los demonios no resisten a la presencia de Dios, porque saben quién es Él, que
los puede destruir con tan sólo Él abrir Su boca. Ni siquiera Dios necesita
mover un dedo para expulsar los demonios de una persona adicta.
Hay ciertos Organismos
que se dedican a la desintoxicación y reincorporación de los adictos a las
drogas, de nueva cuenta, a la sociedad.
Es de reconocer
el esfuerzo que dichos Organismos llevan a cabo, pero hay algo muy importante
que quiero compartir: si no fuera por Dios, esos Organismos no tendrían efecto
alguno en los adictos, puesto que de Él viene el poder para sanar los cuerpos y
salvar las almas de los adictos.
Salmos 89:8
“Oh Jehová,
Dios de los ejércitos, ¿Quién como tú? Poderoso eres, Jehová, Y tu fidelidad te
rodea.”
Marcos 16:17-18
“Y estas
señales seguirán a los que creen: En mi nombre echarán fuera demonios; hablarán
nuevas lenguas;
tomarán en las
manos serpientes, y si bebieren cosa mortífera, no les hará daño; sobre los
enfermos pondrán sus manos, y sanarán.”
Como ya lo
expliqué en otro mensaje este último pasaje, lo que Dios quiere es protegernos
en situaciones difíciles, cuando tales situaciones rebasan nuestras capacidades
para vencerlas. El querer tomar, aplicado al estudio de hoy, por ejemplo
alcohol en exceso, confiando en que Dios, según nosotros, no va a dejar
que nos provoque borrachera, es tentar a Dios, porque Él no nos mandó andar
haciendo cosas de esa naturaleza. Caeríamos en la misma bajeza en que cayó el
diablo cuando tentó a Jesús en el desierto.
Mateo 4:5-7
“Entonces el
diablo le llevó a la santa ciudad, y le puso sobre el pináculo del templo,
y le dijo: Si
eres Hijo de Dios, échate abajo; porque escrito está: A sus ángeles mandará
acerca de ti, y, En sus manos te sostendrán, Para que no tropieces con tu pie
en piedra.
Jesús le dijo:
Escrito está también: No tentarás al Señor tu Dios.”
Ahí nos podemos
dar cuenta que el poder de Dios es infalible.
Si usted está
pasando por un problema de adicción a alguna droga, le aconsejo refugiarse en
Dios, aceptando a Cristo como su Salvador personal, y al momento el Espíritu
Santo tocará su alma, y la renovará. Pero hágalo ya; no deje pasar más tiempo.
No permita que los demonios acaben por causarle locura o la muerte física.
Isaías 55:6-7
“Buscad a
Jehová mientras puede ser hallado, llamadle en tanto que está cercano.
Deje el impío
su camino, y el hombre inicuo sus pensamientos, y vuélvase a Jehová, el cual
tendrá de él misericordia, y al Dios nuestro, el cual será amplio en perdonar.”
Ya habiendo
aceptado a Cristo como su Salvador personal, ahora sí podrá usted resistir al
diablo, para que él huya de usted.
Santiago 4:7
“Someteos, pues,
a Dios; resistid al diablo, y huirá de vosotros.”
Puede invitar a
Cristo a morar en su vida, con una oración sencilla como ésta, por ejemplo:
“Señor Dios: te
agradezco en esta hora la oportunidad de acercarte a mí para rescatarme del
pozo de la adicción a las drogas. Quiero de ahora en adelante invitar a Tu Hijo
Cristo entre a mi vida, y me cambie por una persona útil y nueva para servir en
Tu obra, y para ser un testimonio para otras personas. Gracias Padre, en el
Nombre de Jesús, amén.”
Ahora sí, usted
debe procurar reunirse en una Iglesia Evangélica local donde se reúnen otras
personas que alaban, glorifican y bendicen al único Dios verdadero,
ore diariamente y ayune de acuerdo a su condición física. Lea la Biblia diariamente y si
tiene cualquier duda al estudiarla o leerla, por favor póngase en contacto con
el pastor o pastora de esa Iglesia, o con algún otro hermano o hermana de su
confianza, y con mucho gusto ellos le ayudarán en su nueva vida espiritual.
Dios les
bendiga.
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