domingo, 5 de abril de 2015

"La tristeza, la depresión y la autoestima."



“La tristeza, la depresión y la autoestima”.

Por: Rafael Carrasco.

Día a día, estamos enfrentando situaciones distintas, las cuales pueden causarnos tristeza, depresión y hasta baja autoestima.

En cuanto a la tristeza, el diccionario la define como: Aflicción.

En la Biblia encontramos un pasaje muy interesante al respecto:
Juan 16:16
“Todavía un poco, y no me veréis; y de nuevo un poco, y me veréis; porque yo voy al Padre.”

Los discípulos de Jesús se entristecieron ciertamente con estas palabras de Jesús, pero sin embargo Jesús les dio ánimo a ellos, porque Él sabía que ellos estaban pasando por un gran momento de tristeza en sus corazones, puesto que sabían que su Maestro “les sería quitado”, a manos de los principales sacerdotes.
Juan 16:20-22
16:20 “De cierto, de cierto os digo, que vosotros lloraréis y lamentaréis, y el mundo se alegrará; pero aunque vosotros estéis tristes, vuestra tristeza se convertirá en gozo.
16:21 La mujer cuando da a luz, tiene dolor, porque ha llegado su hora; pero después que ha dado a luz un niño, ya no se acuerda de la angustia, por el gozo de que haya nacido un hombre en el mundo.
16:22 También vosotros ahora tenéis tristeza; pero os volveré a ver, y se gozará vuestro corazón, y nadie os quitará vuestro gozo.”

Y lo que es más: Jesús exhortó a Sus discípulos a que pidieran cualquier cosa al Padre celestial en el nombre de Jesús, con la promesa de que el Padre celestial les daría lo que ellos pidieran.
Juan 16:23
“En aquel día no me preguntaréis nada. De cierto, de cierto os digo, que todo cuanto pidiereis al Padre en mi nombre, os lo dará.”

En cuanto a la Depresión Común, es un conjunto de síntomas, caracterizado por una profunda tristeza. Es una tristeza llevada al extremo; es mucho más que una simple tristeza.
Si una simple tristeza no lleva a pensar en el suicidio, déjeme decirle, estimado lector, que la depresión sí lo hace.

La depresión se ha propagado grandemente, afectando a millones de personas alrededor del mundo. Quienes sufren de depresión pueden experimentar intensos sentimientos de tristeza, de ira, de desesperanza, de fatiga y una variedad de otros síntomas.

Con frecuencia, la depresión “es disparada” por las circunstancias de la vida, tales como:
*la pérdida del trabajo.
*la muerte de un ser querido.
*el divorcio.
*por problemas psicológicos como el abuso o la baja autoestima.

La Biblia nos dice que estemos llenos de gozo y de alabanza.
Romanos 15:11
“Y otra vez: Alabad al Señor todos los gentiles, Y magnificadle todos los pueblos.”

Filipenses 4:4
Regocijaos en el Señor siempre. Otra vez digo: ¡Regocijaos!”

Por lo visto en estos 2 pasajes, Dios propone que vivamos vidas con gozo.

De hecho, sabemos que esto humanamente no es fácil para alguien que está pasando por una situación depresiva, pero dicha situación puede mejorar a través de los dones de Dios en: la oración, estudios bíblicos y su aplicación, grupos de apoyo, grupos en casas (células), compañerismo con otros creyentes, confesión, perdón y consejería.

Debemos hacer un esfuerzo consciente para no estar absortos en nosotros mismos, sino más bien dirigir nuestros esfuerzos al exterior.

Los sentimientos de depresión con frecuencia pueden resolverse cuando el que la sufre quita la atención de sí mismo, y la pone en Cristo y en los demás.

Hay otro tipo de depresión: la Depresión Clínica.

Esta es una condición física, que debe ser diagnosticada por un médico especialista.

A diferencia de la Depresión Común, no es causada por circunstancias de la vida, ni los síntomas pueden ser aliviados por voluntad propia.

No siempre la Depresión Clínica es causada por el pecado. En ocasiones, puede ser un desorden que necesita ser tratado con medicamentos y/o consejería.

Desde luego que Dios es capaz de sanar cualquier enfermedad o desorden; sin embargo, en algunos casos, el consultar a un doctor por una depresión  no es diferente a acudir a un médico por causa de una herida.

Hay algunas cosas que pueden hacer quienes sufren de Depresión Común, para aliviar su ansiedad.

*Asegurarse de estar firmes en la Palabra de Dios, aun cuando no sientan deseos de hacerlo.

*Deben mantener también firme su fe en Dios, y acercarse aun más a Él cuando pasen por tribulaciones y tentaciones.

La Biblia nos dice que no seremos tentados más de lo que podamos resistir, porque es promesa de Dios.
1 de Corintios 10:13
“No os ha sobrevenido ninguna tentación que no sea humana; pero fiel es Dios, que no os dejará ser tentados más de lo que podéis resistir, sino que dará también juntamente con la tentación la salida, para que podáis soportar.”

Aunque no es pecado sentirse deprimido, el cristiano sí es responsable de la manera como responda a la aflicción, incluyendo el obtener ayuda profesional que necesite.
Hebreos 13:15
“Así que, ofrezcamos siempre a Dios, por medio de él, sacrificio de alabanza, es decir, fruto de labios que confiesan su nombre.”

En cuanto a la autoestima, es la valoración, generalmente positiva, de uno mismo.

Sabemos que la Biblia habla de ella.
Salmos 8:3-5
8:3 “Cuando veo tus cielos, obra de tus dedos, La luna y las estrellas que tú formaste,
8:4 Digo: ¿Qué es el hombre, para que tengas de él memoria, Y el hijo del hombre, para que lo visites?
8:5 Le has hecho poco menor que los ángeles, Y lo coronaste de gloria y de honra.

Un adecuado nivel de autoestima es la base de la salud mental y física del organismo.

No basta que los padres sientan amor por sus hijos: Deben saber comunicarlo y hacérselo sentir.

Lo mismo aplica entre los hermanos de sangre, e incluso, entre los hermanos en la fe.

Toda persona tiene en su interior sentimientos que pueden influir positiva o negativamente en la formación de la misma; o sea, en su autoestima.

Una manera práctica “para sacar a flote” la autoestima, cuando ésta se ha perdido, es adoptar la decisión personal de “enamorarse de uno mismo”.
Esto no quiere decir que uno haga un ídolo de sí mismo, ni se vuelva un ser egoísta; solamente, es aprender a valorarse uno mismo.

Cuando una persona “se sobrestima”, puede caer peligrosamente en el pecado de idolatría de sí mismo, y eso hay que evitarlo.
Como dice un refrán: “Ni muy muy, ni tan tan”.
Hay que hacerlo con medida.
Hay que mantener, como dije anteriormente, un adecuado nivel de autoestima.

Otra manera de “sacar a flote” la autoestima es: quererse uno más.
Esto los demás lo percibirán de inmediato.

Otra manera de “sacar a flote” la autoestima es: conseguir cómo sentirse a gusto consigo mismo. En otras palabras, es admitir que la auto aceptación y la autoestima no vienen con el nacimiento de uno mismo, sino que hay que aprender a quererse uno mismo.
Es lo mismo que decir: nadie nacimos enseñados; hay que aprender para poner en práctica lo aprendido.

Otra manera de “sacar a flote” la autoestima es: hacer de la auto valoración un arte; esto es, valorarse positiva y sabiamente, porque transitar por la vida con un concepto equivocado de sí mismo, es un peso insostenible.

Para concluir: Otra manera de “sacar a flote” la autoestima es entender que la confianza nace dentro de nosotros; esto es, que con paciencia, tiempo, sensatez y conocimiento de nuestras limitaciones, nos convenceremos del valor de nuestras aptitudes (para qué somos buenos) y actitudes (nuestras acciones).

Dios les bendiga.

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