lunes, 6 de abril de 2015

"¿Se vale ser calumniador?"



“¿Se vale ser calumniador?”

Por: Rafael Carrasco.

La verdad es que la palabra calumnia es una palabra fuerte. ¿Se imagina usted si sólo cristianos fueran calumniadores?
Obviamente darían un mal testimonio de su fe en Jesús, y nadie los querría oír compartiendo la palabra de Dios.

Es posible que entre los hijos de Dios haya hermanos calumniadores, que ceden a la tentación de inventar calumnias de otros hermanos en la fe, o de personas no convertidas a Cristo. Eso es lamentable, por cierto.

El que alguien diga: “yo lo vi”, y tal cosa no es cierta, tal afirmación es una calumnia.

Calumniar es tanto como decir un falso testimonio contra alguien. De hecho, Dios lo prohíbe.
Exodo 20:16
“No hablarás contra tu prójimo falso testimonio.”

Basado en el anterior texto bíblico, puedo deducir cuántas maldiciones de Dios se acarrean una persona, una población o un país, a causa de una calumnia o falso testimonio.

Calumnia se define como: Juzgar a los demás.

A nosotros no nos corresponde juzgar a nadie. Eso sólo le compete a Dios, y claro, a los jueces terrenales, cuando ante esos jueces terrenales se les lleva a los culpables.

Un pecado se le puede adjudicar a alguien, cuando se tienen pruebas de ello; fuera de eso, se cae en pecado de calumnia; quien calumnia, “se contamina a sí mismo con una mentira”.

No hay que dar por cierto un hecho si uno no lo vio, hasta que Dios se lo confirme a uno.

Por eso, hay que pedir al Señor que venga un espíritu de arrepentimiento sobre la Iglesia, para saber lo que hacemos bueno y lo que hacemos malo.

La hipocresía y la calumnia son 2 demonios que gustan de estar muy unidos. Hay que evitarlos lo más posible.


En Exodo 22:28, Dios tiene en un rango muy especial a los jueces, y también a los príncipes (o autoridades).
“No injuriarás a los jueces [o, a Dios], ni maldecirás al príncipe de tu pueblo.”

Injuriar es lo mismo que calumniar o decir mal testimonio de alguien.

Si los padres de familia no enseñan a sus hijos desde pequeños a no injuriar ni a maldecir a nuestras autoridades, esos hijos caen en pecado, lo mismo que los padres de familia irresponsables.

No hay que admitir chismes acerca de tal o cual persona, especialmente si uno es cristiano y ama de verdad a Cristo.
Exodo 23:1
“No admitirás falso rumor. No te concertarás con el impío para ser testigo falso.”

Si a uno no le consta lo que otra persona vino a decir, no nos involucremos en chismes.

El involucrarse en chismes puede acarrear grandes y tremendas consecuencias, incluyendo el que a uno lo lleven preso o, lo que es peor, que lo maten a uno.

¡Qué tremenda experiencia es cuando uno hace de Jurado en un juicio, si por presión del Gobierno o de intereses, haya que condenar a una persona de la cual no se tenga suficiente evidencia como para aprobar o desaprobar tal condena!

Hay que pelear la verdad delante de los hombres, con las condiciones y decretos que Dios ha establecido.

Es difícil, humanamente hablando, perdonar; pero si uno perdona, alcanza prosperidad espiritual.
Levítico 19:15-18
19:15 “No harás injusticia en el juicio, ni favoreciendo al pobre ni complaciendo al grande; con justicia juzgarás a tu prójimo.
19:16 No andarás chismeando entre tu pueblo. No atentarás contra la vida de tu prójimo. Yo Jehová.
19:17 No aborrecerás a tu hermano en tu corazón; razonarás con tu prójimo, para que no participes de su pecado.
19:18 No te vengarás, ni guardarás rencor a los hijos de tu pueblo, sino amarás a tu prójimo como a ti mismo. Yo Jehová.”

Como dije anteriormente, la hipocresía y la calumnia van unidas, tomadas de la mano.


Mateo 7:1-5 lo confirma:
7:1 “No juzguéis, para que no seáis juzgados.
7:2 Porque con el juicio con que juzgáis, seréis juzgados, y con la medida con que medís, os será medido.
7:3 ¿Y por qué miras la paja que está en el ojo de tu hermano, y no echas de ver la viga que está en tu propio ojo?
7:4 ¿O cómo dirás a tu hermano: Déjame sacar la paja de tu ojo, y he aquí la viga en el ojo tuyo?
7:5 ¡Hipócrita! saca primero la viga de tu propio ojo, y entonces verás bien para sacar la paja del ojo de tu hermano.”

El examen de conciencia nos dice en dónde nosotros pecamos.
Romanos 2:1
“Por lo cual eres inexcusable, oh hombre, quienquiera que seas tú que juzgas; pues en lo que juzgas a otro, te condenas a ti mismo; porque tú que juzgas haces lo mismo.”

Ahora bien, ¿Cómo mira Dios a la calumnia? Como una abominación, o cosa aborrecible. Un ejemplo de esto es:
Si un cónyuge se la lleva calumniando a su compañero o compañera, y ese compañero o compañera lo sabe, ¿cómo, pues, pueden dormir juntos?
Ese “amor” es condenable, porque la Biblia enseña que los cónyuges son una sola carne.
Génesis 2:24
“Por tanto, dejará el hombre a su padre y a su madre, y se unirá a su mujer, y serán una sola carne.”

Para salvar ese matrimonio, el cónyuge afectado debe primero perdonar al ofensor y luego pedir a Dios que perdone la falta del ofensor. Eso, humanamente, no es fácil, pero Dios ayuda al ofendido a dar ese paso de fe en su Dios.
Proverbios 6:16-19
6:16 “Seis cosas aborrece Jehová, Y aun siete abomina su alma:
6:17 Los ojos altivos, la lengua mentirosa, Las manos derramadoras de sangre inocente,
6:18 El corazón que maquina pensamientos inicuos, Los pies presurosos para correr al mal,
6:19 El testigo falso que habla mentiras, Y el que siembra discordia entre hermanos.”

Todas las calumnias tienen diferente nivel de maldad, pero también todas ellas son pecado ante Dios.
Proverbios 12:17
“El que habla verdad declara justicia; Mas el testigo mentiroso, engaño.”

Cuando uno tiene en mente la palabra de Dios, no puede mentir, o debe rechazar el ser mentiroso.
Proverbios 14:5
“El testigo verdadero no mentirá; Mas el testigo falso hablará mentiras.”

Cuando un cristiano o una persona que no ha aceptado a Cristo calumnian a otra persona, y luego busca “excusarse” con el clásico: “yo no fui”, es mentiroso y es hipócrita a la vez.

Cuando surge ese daño causado a propósito a otra persona, el culpable, si es cristiano, debe rendir esos demonios de calumnia e hipocresía a través de la sangre de Jesús, para ser libre de ellos.
El cristiano debe hacer eso cuantas veces lo crea necesario para liberarse de esos demonios de manera radical.

Para terminar: cuando un cristiano le cree a la palabra de Dios, los demonios de calumnia e hipocresía, y todos los demás que provocan en el cristiano pensamientos insanos, serán erradicados.

Dios les bendiga.

No hay comentarios:

Publicar un comentario